Unos hombres encapuchados amenazaron con pistolas a los guardias de seguridad que vigilaban el monumento, después arrojaron dos cócteles molotov que destruyeron casi por completo la obra de arte construida con fibra de vidrio.
La estatua de tres metros tiene un falo erecto de 1,5 metros y es una réplica a gran escala de una vasija cerámica (huaco) creada por un alfarero de la cultura preínca llamada Mochica, entre los siglos II y VII d.C.
Es posible que el ataque tuviera motivos políticos, pues los delincuentes dejaron un mensaje dirigido al alcalde de Moche, César Arturo Fernández Bazá, en el que instaron a que «dejara de usar su cultura con fines políticos».
«Respeta a nuestros niños. Moche te repudia», escribieron los atacantes.
El alcalde calificó el suceso de un «sicariato político» y pidió al Ministerio del Interior que investigue el ataque e identifique a los responsables.
Cabe recordar que la estatua ya había sido vandalizada el 4 de enero. En aquel entonces, los atacantes dañaron el pene del huaco, un símbolo de la fertilidad y la abundancia.
La estatua gozaba de gran popularidad entre los turistas, por lo que las autoridades locales tienen previsto pedir ayuda a los empresarios para colocar varios huacos más en distintos lugares del municipio.