Cada paciente tiene su propia reacción a diferentes alimentos y bebidas, aclara Margarita Koroliova, doctora en ciencias médicas y profesora de la Agencia Biológica Médica Federal de Rusia. Por ejemplo, si te gustaba comer filete o brócoli, es posible que tras tener COVID te den asco por tener otro sabor u olor.
Por lo tanto, la mayoría de personas intenta aportar cambios a su dieta y sustituir el plato sin el cual antes no podía imaginarse la vida. Así, quienes elegían la carne, ahora optan por el pescado.
Para acelerar el proceso de restablecimiento de las conexiones neuronales y recuperar el gusto, lo primero que te aconseja la dietista es que no cambies la dieta prepandémica aunque la comida te parezca sosa o no esté rica. En su lugar, entrena tus receptores, huele y prueba tus platos favoritos, y, si quieres, añade ajo y aceites aromáticos.