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Investigación para detectar el virus SARS-CoV-2 en el sistema de recolección de basura

CDMX a 11 de diciembre de 2020.- En la segunda jornada del foro Hablemos de economía circular y el reciclaje inclusivo, organizado por la SECTEI, los expertos se refirieron lo mismo al estudio que realiza el IPN para la detección del virus SARS-CoV2 en el sistema de recolección de basura que a un nuevo proyecto tecnológico para el reciclaje de unicel. En la bienvenida, el director general de Desarrollo e Innovación Tecnológica de la entidad, Bernardo Rosas Fernández, recordó que el reciclaje y la economía circular hacen referencia a la triple hélice en la que conviven la industria, la academia y el gobierno. En el panel “La perspectiva de la academia sobre economía circular y el reciclaje inclusivo”, Luis Raúl Tovar Gálvez, subdirector de Servicios Educativos e Integración del Social del Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CIIEMAD) del IPN, hizo énfasis en la importancia de las “4r”: reduce, reúsa, recicla y rediseña, acciones que forman parte de la economía circular y que necesita el planeta, sostuvo.

La Ciudad de México genera 13 mil toneladas diarias de residuos sólidos urbanos, de las que ocho mil toneladas se trasladan a rellenos sanitarios del Estado de México y de Morelos, citó.

Tovar Gálvez se refirió a un análisis de seguimiento que se realiza en torno al virus SARS-CoV-2 a cargo de un grupo de estudiantes y profesores en la alcaldía Gustavo A. Madero, la segunda demarcación, dijo, que registra más contagios.

El proyecto, explicó, parte de la hipótesis de que las cuadrillas que conducen los vehículos recolectores tienen alto riesgo de contagio. Tovar Gálvez indicó que en la Ciudad de México hay dos mil 650 vehículos en estos trabajos, alrededor de 14 mil personas que participan en esta tarea a veces sin saber lo qué es el nuevo virus.

“Este estudio, que debe terminar en un par de meses más, tiene entre sus objetivos saber cómo se deben manejar los residuos sólidos urbanos en una ciudad como la nuestra ante una pandemia”, sostuvo el investigador del IPN.

Estas cuadrillas que entran en contacto con familias los siete días de la semana, también están en la primera línea de batalla al igual que el personal de salud, y deben ser considerados en el primer grupo para la vacunación, añadió.

“Si son asintomáticos, están enfermos y entran en contacto con la población. Los trabajadores de la limpieza reciben los residuos sólidos de nueve millones de habitantes que residen en la ciudad”, detalló.

En torno a los estímulos económicos para incorporar a mayor población en el manejo de residuos para la economía circular, el profesor Tovar Gálvez aludió a que en el país se generan 123 millones de teléfonos celulares que van a la basura, y no hay, sostuvo, un análisis de los elementos presentes en estos dispositivos, que pueden ser extraídos y reutilizados.

Por su parte, Héctor Castillo Berthier, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, hizo referencia a las tres áreas de las cuales dependen los desechos: generación, recolección y disposición final.

Desde el siglo XVIII hasta la fecha, argumentó, se han generado formas y hábitos vinculados al personal de recolección y se mantiene un esquema tradicional de que al final de la cadena (fincas) se generan recursos que van a los recolectores iniciales.

“Son alrededor de 25 mil empleados del gobierno de la ciudad más otro número casi similar de eventuales que no cuentan con ninguna prestación, pero que están anexos al servicio de recolección. Al final, si se suman estas dos cifras y a sus respectivas familias se puede tener un estimado de entre 250 mil y 300 mil personas que viven diariamente de la basura”, expuso el investigador de la UNAM. También coincidió con el doctor Tovar Gálvez en que el personal de limpia debería recibir la vacuna como un grupo prioritario.

La doctora Guadalupe Ramírez Sotelo, directora de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología (UPIBI) del IPN, explicó que en este centro de estudios se ofrecen carreras como Ingeniería Ambiental y otras enfocadas a la energía y al medio ambiente. “De inicio, nosotros preparamos egresados para que se involucren en temas de ciclos de vida naturales para crear conciencia en la población”.

El ciclo lineal de uso y desecho es uno de los principales problemas que enfrenta nuestro país en comparación con algunos de Europa, donde el reciclaje es un ciclo constituido formalmente. “El punto medular es la educación y la inclusión social; la sociedad debe involucrarse para que los ciclos de producto mejoren y se propicie que las empresas tengan un nuevo giro”, puntualizó.

Ramírez Sotelo externó que en las aulas se debe inculcar en los alumnos el pensamiento de sostenibilidad y sustentabilidad. Al interior de la institución, desde el nivel medio superior hasta los centros de investigación, hay más de 100 comités ambientales que buscan incluir a la comunidad en la formación para crear conciencia sobre el manejo de residuos urbanos, ahorro energético, ahorro hídrico y cuidado de áreas verdes.

Alethia Vázquez Morillas, integrante del Departamento de Energía de la UAM Unidad Azcapotzalco, reveló que uno de los problemas en la academia es fomentar la reflexión en estudiantes de ingeniería sobre la gestión adecuada de los recursos, tema vinculado directamente al manejo de residuos.

La gestión sustentable de recursos y manejo de residuos, explicó, incluye a trabajadores, formales o informales, que laboran y se hacen cargo de la gestión en este sentido. En muchas urbes del país, los recolectores no cuentan con prestaciones sociales, y en la práctica, son quienes subsidian la gestión de residuos. Por su parte, el doctor Arturo Molina Gutiérrez, vicerrector de Investigación y Transferencia Tecnológica del Tecnológico de Monterrey, abordó el tema Perspectiva de la academia para la implementación de modelos de economía circular, y externó que los ciudadanos tienen derecho a salud, educación, y trabajo.

Las comunidades deben disponer de energías limpias, agua potable, transporte, vivienda, y sistemas de producción; por ello es necesario, dijo, proveerles productos y servicios de calidad. Ingeniero en Sistemas Computacionales y maestro en Ciencias de la Computación, Molina Gutiérrez dijo que “nuestro trabajo como academia es construir nuevas tecnologías y modelos que nos permitan concebir un modelo de economía circular integral”. El también doctor en Mecánica por la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest, expresó que es indispensable crear modelos de análisis del ciclo de vida de un producto para hacerlos accesibles reciclables y reutilizables.

En el Tec de Monterrey han comenzado a manejar conceptos como “inteligencia”, “detección” y “sostenibilidad”, para avanzar a una economía verde y sostenible. El ingeniero Héctor Ortiz Chávez, director general de Rennueva, empresa conformada por ingenieros, investigadores y académicos, encargados de desarrollar e implementar tecnologías para el desarrollo sustentable, presentó un caso de reciclaje de unicel. Este proyecto no hubiese sido posible sin el apoyo de las autoridades locales. La sustentabilidad abarca el cuidado al medio ambiente e involucra conceptos como equidad social.

“No podemos pensar en desarrollo sustentable si sólo buscamos proteger al medio ambiente y afectamos a la sociedad y la economía”. Ortiz Chávez externó que la empresa recicla este material referido conocido también como poliestireno expandido. El reto principal, dijo, consistió en implementar la tecnología y crear la vez una cadena de suministro mediante una logística inversa, donde el cambio de paradigmas resultó sustancial. “Lo que hemos buscado es que, si bien empezó como un desarrollo tecnológico, la idea es transformarlo en un proyecto sustentable”, añadió.

Este reciclaje reduce el impacto ambiental y es generador de empleos. Uno de los avances significativos fue la implementación de una planta de reciclaje en la Ciudad de México, la única de polímeros en la capital y con autorización de la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) para el reciclaje de residuos de poliestireno. Hacemos una labor conjunta entre los eslabones que componen la sociedad-gobierno, industria y sociedad- para cambiar paradigmas y enfocarnos a una economía circular. Entre los resultados desde inicios de 2018 al primer semestre de 2020, se encuentran: la reducción del impacto ambiental por tala de árboles en 10 mil 700 hectáreas de bosque en México; ahorro en la huella hídrica de 372 millones de litros de agua dulce; ahorro en rellenos sanitarios por 10 mil 500 metros cúbicos; mitigación de 825 toneladas de bióxido de carbono (huella de carbono), y creación de 39 empleos directos a lo largo del país.

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