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Zapata sigue hablando: el Congreso revive la lucha por tierra y agua

Por Bruno Cortés

 

La diputada Abigail Arredondo Ramos, del PRI, se paró frente al micrófono con un mensaje que sonó más a llamada de conciencia que a discurso político. Recordó a Emiliano Zapata como ese símbolo que todo mexicano ha escuchado mencionar, pero que pocas veces se explica desde lo que realmente cambió: la justicia social y el derecho de la gente del campo a vivir de su propia tierra. Con un tono firme, dijo que el legado del Caudillo del Sur no es un recuerdo romántico, sino la base del artículo 27 constitucional, ese que permitió que la tierra no quedara en manos de unos cuantos y que naciera la figura del ejido, una especie de “propiedad comunitaria” que durante décadas ha sido columna vertebral de los pueblos rurales.

Arredondo conectó ese pasado con un debate actual que, aunque suene técnico, afecta directamente lo que comemos y cuánto cuesta producirlo: la nueva Ley de Aguas. Explicó que no se puede separar tierra y agua, porque de poco sirve tener hectáreas fértiles si no hay manera de regarlas. Puso un ejemplo sencillo: una parcela sin agua es como tener una cocina sin gas. Por eso, advirtió que hay intentos —ya sea por intereses económicos o decisiones apresuradas— de debilitar la figura del ejido al redefinir cómo se gestionan recursos como el agua, lo que, según ella, podría dejar en desventaja a quienes trabajan la tierra.

Habló de los múltiples foros que han realizado y donde, asegura, han detectado señales preocupantes sobre posibles cambios que afectarían el control que las comunidades tienen sobre su propio territorio. Y ahí soltó una frase que conectó con quienes conocen de cerca la vida rural: “ninguna tierra tiene valor si no va acompañada del agua”. En un país donde millones dependen del campo, ese binomio —tierra y agua— no es un concepto técnico, sino una cuestión de supervivencia.

El acto donde lanzó estas advertencias fue la presentación del audiolibro “Emiliano Zapata. El Caudillo de la Revolución Mexicana”, un proyecto que, más allá de la política, busca acercar a los jóvenes a la historia de México. Arredondo insistió en que el zapatismo es más que un lema pintado en bardas: es una forma de entender la lucha por la dignidad y por oportunidades reales, principios que, según ella, siguen vivos en muchas comunidades del país, especialmente donde el Estado llega tarde o mal.

Dijo que antes la pelea era por la propiedad de la tierra, pero hoy la lucha es distinta: es por tener los medios para hacerla producir frente a un mercado competido, un sistema que —en sus palabras— tolera a delincuentes, y un gobierno que, acusa, no escucha las necesidades básicas del campo, como créditos, apoyos y acceso seguro al agua.

Durante el evento también hablaron la prologuista del audiolibro, Irma Concepción Mendoza, quien celebró que la obra se distribuirá en escuelas de El Marqués, Querétaro, y el autor Angelucci Sánchez, que explicó que la intención del proyecto es combatir el olvido histórico entre los jóvenes. Incluso incorporó un código QR que permite escuchar la narración en un canal de TikTok, pensando especialmente en personas con discapacidad visual y en quienes prefieren formatos más dinámicos.

El escritor agradeció el apoyo para que el audiolibro llegue a más manos y dijo algo que resonó entre quienes lo escuchaban: “cuando no conocemos la historia, la repetimos sin querer”. Fue un llamado directo a las nuevas generaciones para que entiendan de dónde vienen muchas de las luchas que siguen vivas hoy en el Congreso, en las comunidades rurales y en cada debate sobre recursos tan elementales como el agua.

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