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Un país más seguro para ellas: el reto de convertir los discursos en acciones

Por Bruno Cortés

 

La conversación sobre seguridad y respeto hacia las mujeres volvió a sonar fuerte en el Congreso. Esta vez, con el Plan Integral contra el Abuso Sexual presentado por la titular de la Secretaría de las Mujeres, Citalli Hernández Mora, y respaldado por la diputada Patricia Flores Elizondo, de Movimiento Ciudadano. El mensaje es claro: México necesita un cambio cultural y político real para que las mujeres puedan vivir sin miedo, trabajar sin acoso y caminar por las calles sin temor.

Flores Elizondo no lo dice como discurso político, sino como realidad cotidiana. “Era súper necesario tener ya un planteamiento de esa naturaleza”, señaló, dejando en claro que esta no es una lucha contra los hombres, sino por el respeto y la libertad de las mujeres. Y tiene razón: cuando una mujer sale de casa y no sabe si volverá segura, el problema ya dejó de ser de género y se convierte en un asunto de Estado.

En su posicionamiento, la diputada subrayó que no basta con crear leyes o planes; también hace falta transformar la cultura institucional. Desde las oficinas públicas hasta las empresas privadas, dijo, sigue habiendo una enorme carencia en materia de igualdad de género. Urge capacitar al personal, sensibilizar a los ministerios públicos y formar a los funcionarios para que sepan cómo actuar frente a un caso de acoso o violencia. No es solo empatía: es un deber de justicia.

“Esta cultura de decir cómo se nos debe tratar a las mujeres, cómo hay que actuar en situaciones difíciles cuando una mujer denuncia un acto de acoso, claro que es necesario un plan así”, afirmó. Y su argumento toca una fibra clave: las instituciones que deberían proteger a las víctimas muchas veces las revictimizan. Por eso insistió en la necesidad de renovar ministerios públicos y fiscalías, para que trabajen con verdadera perspectiva de género.

Más allá del ámbito legal, Flores Elizondo habló de un cambio que debe empezar desde los hogares. Puso un ejemplo sencillo, pero potente: cuando se le pide a la hija que sirva de comer a su hermano, se perpetúan las desigualdades que después se reflejan en la sociedad. “Todos somos iguales. En cuestión de capacidad, en cuestión de inteligencia, no hay género”, expresó. Es una frase que, aunque parezca básica, sigue siendo revolucionaria en un país donde el machismo se hereda como si fuera costumbre.

También reconoció que los avances logrados en materia de igualdad no han sido regalos, sino conquistas arrancadas a base de lucha, de resistencia y de exigir derechos. Nada ha sido cedido gratuitamente; todo ha sido ganado con esfuerzo.

Sin embargo, cuando la conversación pasa del ideal a los números, la diputada fue tajante: el presupuesto sigue sin reflejar el compromiso. Señaló que, aunque la Secretaría de Hacienda destinó recursos a programas de equidad, estos están “repartidos transversalmente”, lo que en la práctica diluye su impacto. La Secretaría de las Mujeres, dijo, necesita dinero real para ejercer sus funciones, no solo buenas intenciones.

Al referirse al Presupuesto de Egresos de la Federación 2026, aprobado apenas unas horas antes, Flores Elizondo fue crítica: “No cumple las expectativas en ningún sector, porque se gasta más de lo que ingresa. La cobija alcanzará para tapar algunas cosas, pero si la jalas, destapas otros lados”. Su metáfora es tan clara como preocupante: un país que no invierte en seguridad, igualdad y justicia, solo posterga sus crisis.

Finalmente, propuso algo que podría marcar un antes y un después: una legislación federal que obligue a todos los estados a declarar y aplicar correctamente la alerta de género. Hoy, muchas entidades siguen sin hacerlo, a pesar de los altos índices de violencia contra las mujeres.

La diputada cerró con una idea poderosa: “Esto no se trata de dividir a hombres y mujeres, sino de construir un país donde todos vivamos con respeto”. Y en un momento en el que la seguridad y la igualdad parecen conceptos lejanos, esa frase suena como una invitación a repensarlo todo, desde la casa hasta el Congreso.

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