Durante una reunión en la Casa Blanca con el primer ministro canadiense Mark Carney, Donald Trump prometió un trato “justo” para Canadá en las negociaciones comerciales, pero evitó comprometerse con el acuerdo trilateral con México, dejando en el aire el futuro del T-MEC.
Trump señaló que “vamos a tratar a la gente de forma justa. Especialmente vamos a tratar a Canadá con justicia”, aunque añadió que para él es indiferente si los tratados se mantienen trilaterales o se hacen acuerdos bilaterales: “Podríamos hacer tratos que sean mejores para cada uno de los países”.
Por su parte, el ministro de Comercio canadiense Dominic LeBlanc calificó la charla con Trump como “positiva y sustantiva”, aunque reconoció que no se alcanzó un acuerdo definitivo. “Tenemos un impulso que no teníamos esta mañana (…) pero aún no hemos terminado nuestro trabajo”, comentó.
Canadá depende fuertemente de su vecino del sur: aproximadamente el 75 % de sus exportaciones se dirigen a EE. UU., lo que lo vuelve altamente vulnerable ante medidas arancelarias o restricciones.
En los últimos meses Trump ha impuesto aranceles elevados sobre productos canadienses como acero, aluminio y automóviles, lo que ha tensionado la relación comercial. Carney llega a Washington presionado, pues busca aliviar el impacto económico y asegurar condiciones favorables para su país.
Aunque el T-MEC (o USMCA, su versión en inglés) sigue vigente como marco general para el comercio entre EE. UU., México y Canadá, Trump ha dejado claro que está abierto a renegociarlo o a diseñar acuerdos independientes con cada nación, dependiendo de lo que convenga a los intereses estadounidenses.
La lectura de analistas es que la insistencia en ofrecer “trato justo” a Canadá es una estrategia para calmar tensiones inmediatas mientras mantiene flexibilidad para rediseñar alianzas comerciales. Y aunque no hubo grandes anuncios, la realización del encuentro y sus declaraciones han sido vistas como un pequeño avance diplomático.
Canadá, por su parte, ha respondido quitando algunos aranceles represivos impuestos previamente a EE. UU., aunque manteniendo medidas defensivas en sectores clave como acero, aluminio y automóviles, en espera de avances concretos en las negociaciones.
Mirando al futuro, la revisión del T-MEC está prevista para 2026. Canadá, México y EE. UU. están actualmente recibiendo comentarios públicos y preparándose para adaptar sus posiciones de cara a esa evaluación conjunta.
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