Las tensiones comerciales en América del Norte volvieron a encenderse luego de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sugiriera que permitirá que el T-MEC expire en aproximadamente un año, abriendo la puerta a una renegociación total con México y Canadá. El anuncio lo hizo desde el Despacho Oval durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, donde también defendió la posibilidad de imponer más aranceles a sus socios comerciales.
Trump afirmó que tanto México como Canadá “se han aprovechado de la situación”, responsabilizando al anterior gobierno de Joe Biden por lo que considera malas decisiones comerciales. El presidente insistió en que su administración quiere “un mejor acuerdo” y dejó claro que no descarta dejar morir el tratado firmado en 2020, que reemplazó al antiguo TLCAN.
El mandatario puso énfasis en los aranceles a automóviles y autopartes, asegurando que estas medidas han obligado a empresas a mover operaciones desde México y Canadá hacia Estados Unidos. “No estarían aquí hoy si no tuviéramos aranceles; estarían construyendo sus plantas en México y otros lugares”, dijo, asegurando que compañías automotrices ya han iniciado traslados de producción hacia territorio estadounidense.
Las declaraciones del presidente reavivan la incertidumbre sobre el futuro del comercio entre los tres países, especialmente considerando que el T-MEC incluyó nuevas reglas laborales y ambientales que costaron años de negociación. La expiración del tratado sin un reemplazo inmediato podría impactar sectores clave como manufactura, agroindustria, energía, tecnología, transporte y cadenas de suministro que dependen de exportaciones e importaciones trilaterales.
Expertos en comercio internacional han señalado que una ruptura del T-MEC tendría efectos económicos importantes para todos los países involucrados. México depende del mercado estadounidense para más del 80 % de sus exportaciones, y Canadá tiene una relación similar en varios sectores estratégicos. Cualquier renegociación podría llevar meses e incluso años, generando volatilidad económica y política.
La presión también se siente en mercados que dependen de autopartes y vehículos. El sector automotriz representa más de 3 millones de empleos en América del Norte y es una de las cadenas productivas más integradas del mundo. Las empresas todavía no reaccionan abiertamente, pero la incertidumbre ya está moviendo el panorama.
Mientras Trump insiste en que “hay que conseguir un mejor trato”, México y Canadá no han emitido respuestas oficiales inmediatas. Sin embargo, funcionarios de ambos países han reiterado en ocasiones anteriores que el T-MEC no es renegociable sin acuerdos amplios y que su estabilidad es clave para la región.
Con la revisión del tratado programada por ley para 2026, el anuncio de Trump anticipa un escenario donde Estados Unidos podría presionar para cambios profundos o incluso intentar una salida total si no se cumplen sus condiciones.
El futuro del comercio regional está, una vez más, en manos de decisiones políticas que podrían transformar la relación económica más importante del continente.
































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