Un nuevo escándalo político sacude a Morena, el partido en el poder, y pone en aprietos a una de sus figuras más cercanas al expresidente López Obrador: Adán Augusto López Hernández. Exgobernador de Tabasco y actual coordinador de los senadores morenistas, Adán Augusto se encuentra en el ojo del huracán por sus presuntos vínculos con Hernán Bermúdez Requena, alias «El Comandante H», un exfuncionario estatal acusado de liderar un grupo criminal ligado al Cártel Jalisco Nueva Generación.
La historia explotó en julio de 2025, cuando se supo que Bermúdez, quien fue secretario de Seguridad Pública en Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto, tenía una orden de aprehensión desde enero y era buscado por Interpol. Lo acusan de encabezar “La Barredora”, una célula criminal que operaba con violencia y corrupción. Desde entonces, está prófugo.
La oposición no tardó en reaccionar. El PAN y el PRI exigieron investigar a Adán Augusto, e incluso presentaron denuncias penales. Aseguran que él sabía de las actividades ilícitas de Bermúdez desde hace años. Algunos documentos filtrados por el colectivo Guacamaya respaldarían esta versión.
Ante el escándalo, López Hernández rompió el silencio en una asamblea nacional de Morena y calificó todo como una “campaña de politiquería”. Aseguró estar dispuesto a colaborar con las autoridades, pero muchos consideran que la presión apenas comienza.
En Morena, las reacciones han sido mixtas. Mientras que algunos líderes, como Claudia Sheinbaum y la presidenta del partido, Luisa María Alcalde, han cerrado filas para defenderlo, otros miembros admiten que el caso puede manchar la imagen del partido, que se ha posicionado como el símbolo de la honestidad en la política mexicana. Incluso dentro de Morena hay quienes ven con preocupación la cercanía de Adán Augusto con ciertos personajes polémicos y la posibilidad de que haya tolerado —o ignorado— actividades delictivas dentro de su círculo.
Este escándalo también está provocando tensiones internas en el partido. Desde hace tiempo, Adán Augusto ha tenido roces con otros líderes de Morena, como el gobernador de Tabasco, Javier May, y el legislador Ricardo Monreal. Ahora, con las acusaciones encima, esas diferencias podrían agudizarse.
Además, hay analistas que advierten sobre el impacto internacional del caso. La cercanía de Adán Augusto con el expresidente López Obrador, y su peso dentro del partido, podrían complicar la imagen de México ante gobiernos como el de Estados Unidos, especialmente en temas delicados como el combate al narcotráfico.
Por ahora, la Fiscalía General de la República analiza el caso. Si se confirma alguna responsabilidad, el futuro político de Adán Augusto podría estar en peligro. Si no, Morena deberá trabajar duro para limpiar su imagen y demostrar que su discurso contra la corrupción no es solo de palabra.
En medio de este vendaval, la gran pregunta es si Claudia Sheinbaum respaldará a su aliado o tomará distancia para marcar su propio camino como presidenta. El desenlace de este caso podría redefinir el rumbo de Morena hacia 2030.
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