Por Juan Pablo Ojeda
Desde la tribuna de Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo puso el dedo en la llaga. Firme, directa y sin rodeos, la mandataria respondió a una serie de críticas internacionales que intentan poner en duda su cercanía con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, y hasta sugieren que debería marcar distancia con quien fundó el movimiento que hoy gobierna el país: la Cuarta Transformación.
Todo comenzó con una publicación del diario estadounidense The Wall Street Journal, que, en una columna reciente, rechazó la posibilidad de una intervención de EE.UU. en México, pero aprovechó para señalar presuntos vínculos de corrupción dentro de Morena. También dejó entrever que Sheinbaum tendría que separarse del legado de AMLO si quiere mantener legitimidad. Pero Sheinbaum no dejó pasar la insinuación.
“En México la presidenta solo tiene un dueño: el pueblo de México, y eso fue gracias a la Cuarta Transformación”, respondió en su conferencia matutina del 18 de agosto. Acompañada por su equipo de gobierno, Sheinbaum desestimó por completo las opiniones del rotativo estadounidense y las calificó como parte de una campaña de desinformación orquestada por sectores conservadores que nunca han entendido el fenómeno político y social que representa el obradorismo.
La presidenta fue más allá. Señaló que ahora los medios internacionales dedican columnas enteras a México, pero no para hablar de los avances sociales o económicos, sino para construir una narrativa basada en prejuicios y desconocimiento. “Antes no mencionaban a México, y ahora es el tema de todos los días… pero solo para criticar”, dijo. Y no es poca cosa: Sheinbaum recordó que entre 2018 y 2024 más de 13 millones de personas salieron de la pobreza, se duplicó el salario mínimo y se consolidaron proyectos de infraestructura que ya están cambiando el rostro del país.
“¿Cómo creen que vamos a traicionar o marearnos con el poder? Eso es del pasado. A nosotros no nos va a pasar”, remató, reiterando que el gobierno actual sigue —y seguirá— comprometido con los principios de la 4T.
La presidenta dejó claro que no va a romper con AMLO. No solo porque compartan una historia de lucha común, sino porque el obradorismo no es una persona: es un proyecto de país respaldado por millones. Y mientras esos millones sigan creyendo en él, ella tampoco se va a mover de ese camino.
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