Por Juan Pablo Ojeda
En un tono firme y directo, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo respondió este viernes a las acusaciones provenientes de Estados Unidos sobre presuntos vínculos entre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el Cártel de Sinaloa. Desde Palacio Nacional, dejó claro que en México no existe ninguna investigación que relacione al mandatario venezolano con organizaciones criminales mexicanas.
“Es la primera vez que oímos ese tema. De parte de México no hay ninguna investigación que tenga que ver con eso, nada”, señaló Sheinbaum durante su conferencia matutina.
La mandataria fue aún más clara:
“Como siempre decimos: si tienen alguna prueba, que la muestren. Nosotros no tenemos ninguna prueba relacionada con ello”.
Su respuesta surge tras un mensaje publicado por Pam Bondi, fiscal general de EE.UU., quien anunció una recompensa histórica de 50 millones de dólares por información que lleve al arresto de Nicolás Maduro. La funcionaria norteamericana aseguró que Maduro colabora con organizaciones como el Cártel del Sol y el Cártel de Sinaloa para introducir drogas letales a territorio estadounidense.
Bondi afirmó también que el Departamento de Justicia de EE.UU. ha incautado más de 700 millones de dólares en activos relacionados con Maduro, incluidos dos aviones privados y nueve vehículos.
“Maduro no escapará de la justicia y rendirá cuentas por sus atroces crímenes”, dijo.
Esta acusación se suma a la narrativa impulsada desde 2020, cuando durante el primer mandato de Donald Trump, se acusó formalmente al presidente venezolano de narcotráfico y terrorismo. Ahora, en su nueva etapa en la Casa Blanca, Trump habría firmado una directiva al Pentágono para permitir uso de fuerza militar contra cárteles en América Latina, los cuales su administración ya clasifica como organizaciones terroristas.
En ese contexto, Sheinbaum busca marcar distancia. No solo de las declaraciones estadounidenses, sino también de cualquier intento de intervención extranjera o presión diplomática sin fundamentos. En días recientes, la presidenta también rechazó cualquier posibilidad de invasión militar estadounidense al territorio mexicano bajo el pretexto de combatir al narcotráfico.
El mensaje es claro: México no va a actuar sin pruebas, ni permitirá que se usen sus instituciones para fines políticos o geopolíticos ajenos. Con el tema Maduro–Sinaloa ahora sobre la mesa internacional, la respuesta mexicana mantiene una postura de cautela y soberanía, mientras la presión desde Washington sigue escalando en medio de un ambiente global cada vez más tenso.
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