Por Juan Pablo Ojeda
En medio de la cuenta regresiva para la entrada en vigor de un arancel del 30 % a todas las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, la presidenta Claudia Sheinbaum sostuvo este viernes su tercera reunión con el embajador estadounidense en México, Ronald D. Johnson, en lo que claramente es un esfuerzo por frenar una escalada comercial que podría tener fuertes repercusiones para ambos países.
La cita se llevó a cabo en Palacio Nacional y duró poco más de hora y media. Johnson llegó sin ofrecer declaraciones y se retiró del recinto presidencial en el mismo tono de silencio. Esta vez, el diplomático estuvo acompañado de una comitiva de empresarios estadounidenses, lo que subraya el alto interés económico que tiene la relación bilateral en este momento crítico.
Desde que el presidente Donald Trump, ahora de regreso en la Casa Blanca, anunció el pasado 12 de julio la aplicación de un arancel generalizado a productos mexicanos, Sheinbaum ha reiterado su confianza en alcanzar un acuerdo comercial mutuamente beneficioso, al tiempo que ha advertido que esta medida no solo golpearía la economía mexicana, sino que también podría disparar la inflación en Estados Unidos y afectar cadenas de valor clave.
Esta reunión marca el tercer encuentro de alto nivel entre Sheinbaum y Johnson desde el inicio de su gobierno. El primero, el 19 de mayo, fue de carácter protocolario, cuando la mandataria recibió las cartas credenciales del nuevo embajador. El segundo, el 11 de junio, incluyó la presencia del subsecretario de Estado Christopher Landau, y tuvo un enfoque más estratégico en materia comercial y diplomática.
Ahora, el tiempo apremia. Falta una semana para el 1 de agosto, fecha en la que el arancel del 25 % impuesto inicialmente podría subir a 30 %, una medida que afectaría gravemente sectores clave como el automotriz, el acero y el aluminio. México, por su parte, no ha dejado de enviar señales de disposición al diálogo. Desde el pasado 20 de enero, funcionarios de la Secretaría de Economía han viajado de manera semanal a Washington para intentar construir una solución viable.
Mientras tanto, Sheinbaum no descarta una llamada directa con Trump para destrabar el conflicto. La presidenta mexicana busca mantener vivo el espíritu del T-MEC, el tratado que regula el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, y que ahora parece tambalear por presiones proteccionistas desde Washington.
La diplomacia mexicana se mueve contrarreloj. El encuentro de hoy con empresarios norteamericanos podría ser un mensaje clave: hay sectores productivos en EE.UU. que también podrían verse severamente afectados si la guerra arancelaria se consolida. Por ahora, Sheinbaum apuesta por el diálogo, la diplomacia económica y el músculo jurídico del T-MEC para evitar que la tormenta comercial se desate del todo.
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