Por Bruno Cortés
Este lunes, el secretario de Hacienda, Édgar Amador Zamora, llegó a San Lázaro con el documento más esperado del año en materia económica: el Paquete Económico 2026. Para decirlo en sencillo, este paquete es el plan del Gobierno Federal que define cuánto dinero va a entrar a las arcas y cómo se va a gastar. Dentro vienen la Ley de Ingresos —es decir, de dónde saldrá el dinero—, el Presupuesto de Egresos —en qué se usará— y varias reformas fiscales para ajustar impuestos y reglas tributarias.
Amador aseguró que este plan refleja la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum: una política económica que busca crecer sin descuidar la estabilidad, aumentar derechos sociales y mantener la disciplina en las finanzas públicas. Según Hacienda, el paquete dedica recursos equivalentes al 3 por ciento del Producto Interno Bruto a programas sociales prioritarios que, dicen, alcanzarán a casi el 82 por ciento de las familias mexicanas. El dinero saldrá sobre todo de los impuestos, que el gobierno promete recaudar con más eficiencia gracias al combate a la evasión y a la digitalización del sistema fiscal.
Pero aquí es donde entra el Congreso. El paquete no es una carta en blanco: ahora serán los 500 diputados quienes revisen hasta el último peso. El coordinador de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, advirtió que la revisión será cuidadosa, porque se trata no sólo de ver los programas sociales, sino también de analizar lo que se destina al Poder Judicial, a los órganos autónomos y hasta a los mismos legisladores. Monreal señaló que habrá un debate serio sobre los nuevos ajustes arancelarios y aduaneros, lo que significa que el Congreso podría incluso modificar leyes relacionadas con impuestos al comercio exterior.
La presidenta de la Cámara, Kenia López Rabadán, fue clara: aprobar el Paquete Económico es una de las responsabilidades más grandes del Legislativo. Explicó que en este documento se define lo esencial de la política pública: cómo se recauda y cómo se gasta. Y subrayó que no se trata sólo de aprobar lo que el Ejecutivo envía, sino de enriquecerlo con una visión plural y con la responsabilidad de representar a los ciudadanos.
En la práctica, lo que hoy se discute en San Lázaro es mucho más que cifras técnicas. De estas decisiones dependen los precios de productos básicos, el tamaño de los apoyos sociales, el dinero para escuelas y hospitales, o incluso si se encarecen las bebidas azucaradas con más impuestos. El paquete también marca el rumbo de la economía en un contexto internacional difícil, donde México necesita mostrar seriedad para atraer inversiones y garantizar estabilidad.
La entrega del Paquete Económico 2026 reunió a todas las fuerzas políticas. Estuvieron presentes legisladores de Morena, PAN, PRI, PT, PVEM y MC, junto con las comisiones encargadas de revisar las cuentas públicas. Ahora arranca un proceso que durará semanas: el documento debe ser discutido y aprobado a más tardar el 20 de octubre, fecha límite marcada por la ley.
En resumen, el Paquete Económico es la brújula que marcará hacia dónde se dirige el dinero público el próximo año. Y aunque Hacienda lo presente como una visión de prosperidad compartida, será en el Congreso donde se defina si esa visión se sostiene, se ajusta o se transforma con los votos de las distintas bancadas.
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