Por Juan Pablo Ojeda
La paciencia en el fútbol mexicano dura lo que un gol en contra, y en el caso del Puebla, la derrota ante Atlético San Luis fue el último clavo en el ciclo de Pablo Guede. Apenas terminó el partido de la Jornada 5 del Apertura 2025, el técnico argentino se presentó en conferencia de prensa y, sin rodeos, anunció su salida del banquillo camotero.
«Se terminó mi etapa en el Puebla», dijo Guede, visiblemente emocionado. «Estoy súper agradecido… Me voy con un montón de amigos. Me hicieron el día a día muy fácil, se los quiero agradecer de corazón, a los jugadores que lo dejaron todo hasta el último momento», concluyó.
El anuncio, aunque sorpresivo por su inmediatez, no era inesperado. Puebla ha tenido un arranque para el olvido: una sola victoria, cuatro derrotas y apenas tres puntos que lo ubican en la posición 15 de la tabla. Su único respiro fue el triunfo en la Jornada 3 ante Santos Laguna, pero fuera de eso, el equipo ha mostrado muy poco en lo futbolístico.
Y si bien el presente era complicado, el pasado no ayudaba. En el Clausura 2025, Puebla terminó penúltimo, con apenas nueve unidades y una pobre marca de dos triunfos, tres empates y doce derrotas. Guede se mantenía en el cargo gracias al breve destello en la Leagues Cup, donde el equipo alcanzó los Cuartos de Final, pero esa ilusión se desvaneció rápido tras ser goleados por Tigres.
El revés de este viernes ante Atlético San Luis fue definitivo. Con Guede fuera, Puebla se convierte en el segundo club en quedarse sin técnico en lo que va del torneo, luego de que Gonzalo Pineda dejara el timón del Atlas en la jornada anterior.
Ahora, la directiva camotera tendrá que moverse rápido. El torneo sigue su marcha y el margen de error se achica. Lo cierto es que, más allá de los números, Puebla necesita no solo un nuevo técnico, sino un nuevo impulso. El problema no es solo quién se va, sino qué viene después.
Deja una respuesta