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Primeros tesoros del barco gemelo del Titanic son recuperados en Grecia

Un equipo de once buzos ha logrado hacer lo que muchos creían imposible: recuperar, por primera vez desde su naufragio en 1916, piezas originales del HMHS Britannic, el barco gemelo del Titanic, hundido frente a la isla de Kea en el mar Egeo. Lo anunciaron las autoridades culturales de Grecia: los objetos emergieron desde una profundidad de 120 metros, una zona que solo buzos técnicos pueden explorar.

Entre los hallazgos hay campana de alarma, lámpara de señalización, bandejas plateadas de primera clase, azulejos de cerámica del baño turco, binoculares de observación y lavamanos de los camarotes de segunda. Estas piezas reflejan tanto el lujo original del Britannic como su rol hospitalario durante la Primera Guerra Mundial.

La recuperación fue parte de una misión organizada en mayo de 2025 por Simon Mills, historiador británico fundador de la Britannic Foundation, bajo supervisión del Eforato de Antigüedades Submarinas de Grecia. Las condiciones no fueron fáciles: corrientes fuertes, visibilidad casi nula y no todos los objetos pudieron rescatarse por su deterioro o su inaccesibilidad dentro del casco hundido.

Una vez recuperadas, las piezas serán trasladadas a laboratorios en Atenas para su restauración. Después formarán parte de una exposición permanente en el nuevo Museo de Antigüedades Submarinas que se construye en El Pireo. Entre sus salas habrá una dedicada a la Primera Guerra Mundial en la que los objetos del Britannic tendrán un lugar central.

La historia del Britannic es intensa: construido en los astilleros Harland & Wolff (los mismos que el Titanic), fue botado en 1914 como trasatlántico de lujo, pero fue requisado por la Royal Navy para funcionar como hospital durante la guerra. En noviembre de 1916 chocó con una mina alemana y se hundió en menos de una hora. Murieron 30 de los más de 1,060 ocupantes, muchos al intentar usar botes salvavidas que fueron golpeados por las hélices del barco al girar.

Que estos objetos salgan del fondo marino no solo tiene valor artístico o arqueológico, también es una ventana al pasado: a la vida a bordo, al contraste entre opulencia y tragedia, a la memoria de quienes hicieron del mar parte de su destino. Próximamente, quien visite Grecia podrá ver con sus propios ojos estas reliquias, ahora recuperadas más allá del silencio del océano.

 

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