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Presiones elevan precios de la carne rumbo a 2026 en México

Por Juan Pablo Ojeda

 

Los precios de la carne en México empiezan a mostrar una presión importante rumbo a 2026. El Consejo Mexicano de la Carne (Comecarne) advirtió que este encarecimiento no es producto de un solo factor, sino de una combinación compleja: el brote del gusano barrenador del ganado, los aranceles impuestos por Estados Unidos y la salida de las proteínas del paquete antiinflacionario del Gobierno federal.

Durante la presentación del Panorama del Sector Cárnico 2025, la directora del organismo, Macarena Hernández, explicó que el cierre de exportaciones de bovinos en pie —vigente desde noviembre de 2024— ha distorsionado el mercado interno. La medida ha frenado la salida de 1.19 millones de animales, lo que representa una afectación económica de mil 552 millones de dólares para el país.

El encarecimiento ya se refleja en los datos. En octubre, el precio del ganado para carne registró un aumento anual de 15.4%, impulsando a su vez los precios al consumidor. Ernesto Salazar, gerente de estudios económicos de Comecarne, señaló que aunque la enfermedad no ha reducido la producción nacional, sí ha elevado costos operativos en corrales y restringido el movimiento hacia centros de sacrificio, lo que presiona la cadena.

La preocupación también pasa por Estados Unidos. Aunque la carne mantiene trato preferencial dentro del T-MEC, los nuevos aranceles del Gobierno estadounidense han traído inspecciones más estrictas y retrasos en frontera. Para un sector que depende de la cadena de frío, estos tiempos muertos afectan la continuidad de los procesos industriales y generan costos adicionales.

A esto se suma un cambio clave en la política interna: en 2026 dejará de operar el esquema de cero arancel para carne de res y cerdo dentro del Pacic, el plan antiinflacionario aplicado en los últimos años. Será sustituido por un sistema de cupos de importación que, según Comecarne, podría limitar la disponibilidad de proteína importada en un momento en que la demanda interna crece. Solo este año, el consumo nacional aumentó 4.2% y llegó a 11.2 millones de toneladas.

Con todos estos elementos, la inflación de la carne ya promedia 15.1% anual, tras dos años de alivio gracias al Pacic. Para el sector, reforzar esa estrategia sería vital para evitar que la presión siga escalando. Además, existe otro foco rojo: la revisión del T-MEC en 2026, donde podrían reabrirse debates sanitarios y de libre comercio que incidirían directamente en el mercado cárnico.

En conjunto, el panorama anticipa un 2026 retador para productores, consumidores y autoridades, que deberán equilibrar sanidad, comercio exterior y control inflacionario para evitar que la carne se convierta en un lujo para más familias mexicanas.

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