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Pemex promete pagar su deuda y dejar atrás el huachicol

Por Bruno Cortés

 

En una comparecencia de más de cuatro horas frente a diputadas y diputados de la Comisión de Energía, el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Víctor Rodríguez Padilla, enfrentó cuestionamientos sobre prácticamente todos los temas que pesan sobre la petrolera: la producción de petróleo y gas, los derrames, la deuda, el huachicol, el precio de la gasolina y los nuevos planes para que Pemex deje de ser solo una empresa petrolera y se convierta en una empresa de energía.

El encuentro se dio en el marco del análisis del Primer Informe de Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, y sirvió para que el funcionario defendiera los avances de Pemex en medio de un ambiente político donde la empresa sigue siendo, para unos, símbolo de soberanía nacional, y para otros, el mayor dolor de cabeza financiero y ambiental del país.

Rodríguez Padilla inició con una cifra que sorprendió a más de uno: Pemex reportó una utilidad neta de más de 16 mil millones de pesos en el primer semestre de 2025, revirtiendo las pérdidas del año pasado. “Hemos pagado en tiempo y forma la deuda heredada, redujimos a la mitad los adeudos con proveedores y ya liquidamos casi 300 mil millones de pesos”, aseguró. Además, explicó que la recompra de bonos por 12 mil millones de dólares mejoró el perfil de la deuda y que las calificadoras internacionales ya reconocen una ligera mejora en la posición crediticia de la empresa.

Uno de los puntos más comentados fue el combate al huachicol. El titular de Pemex reveló que se han inhabilitado cerca de dos mil tomas clandestinas y se han recuperado 98 millones de litros de combustible, con un valor de más de dos mil millones de pesos. Pero reconoció que el problema ya no solo está en el robo físico, sino también en lo que llamó el huachicol fiscal, el contrabando legalizado a través de facturación falsa o importaciones irregulares. “Desde que se abrió el mercado en 2017, surgió un mercado negro de combustibles. Ahora se roba de otra manera, pero se roba igual. Lo estamos atacando todos los días”, dijo.

El funcionario defendió también la creación de un nuevo vehículo financiero de 250 mil millones de pesos, diseñado junto con Hacienda, Banobras y la Banca de Desarrollo, para pagar adeudos y sostener inversiones productivas. Según él, se trata de una herramienta inédita que permitirá cumplir compromisos sin necesidad de endeudarse más.

Desde el Congreso, las posturas fueron tan diversas como los colores partidistas. Diputados de Morena y el PT respaldaron el esfuerzo de rescate de Pemex y el plan de transición energética impulsado por el Gobierno Federal. “Pemex sigue siendo el corazón energético de México”, dijo la presidenta de la Comisión, Rocío Adriana Abreu, quien subrayó que la comparecencia no es un mero trámite, sino un ejercicio real de rendición de cuentas.

Desde la oposición, las críticas fueron duras. La diputada Genoveva Huerta, del PAN, acusó que Pemex es “la empresa más quebrada, contaminante y peligrosa del mundo”, y exigió explicaciones sobre los derrames, los adeudos a pequeños proveedores y la red de corrupción interna. Su correligionario, David Azuara, remató con otra pregunta incómoda: “Si el huachicol no desapareció, solo cambió de forma, ¿por qué seguimos pagando gasolina tan cara?”.

Del lado del PRI, Ariana Rejón Lara señaló que las ciudades petroleras viven una crisis silenciosa: “La infraestructura se oxida y los derrames ya no son accidentes, son rutina. Necesitamos una estrategia de transición energética que no deje atrás a los trabajadores ni a las regiones productoras”.

El PVEM y Movimiento Ciudadano, por su parte, llevaron el debate hacia el futuro. Los verdes preguntaron por los avances en combustibles sostenibles de aviación, hechos a base de aceites y residuos orgánicos, mientras que MC insistió en una auditoría ciudadana de Pemex y en un plan de reconversión hacia energías limpias con plazos y metas claras.

Rodríguez Padilla respondió que Pemex ya está en ese camino. Dijo que la empresa está dejando atrás el modelo de extracción tradicional y se prepara para ser “una empresa de energía” con enfoque en cogeneración, gas natural y renovables. Explicó que el 89% del consumo energético en México aún depende de hidrocarburos, por lo que la transición debe ser gradual. “No rechazamos la inversión privada —aclaró—, pero debe ser complementaria, no sustituta del papel del Estado”.

Sobre la producción, aseguró que Pemex ha logrado estabilizar su nivel en 1 millón 645 mil barriles diarios, y que el objetivo es llegar a 1.8 millones. Admitió, sin embargo, que mantener la producción requiere inversiones constantes, pues los grandes campos están en declinación.

El funcionario también defendió la labor anticorrupción dentro de la empresa: Pemex tiene 721 acciones de auditoría activas con la Auditoría Superior de la Federación y más de 150 investigaciones internas en curso. “En Pemex no se tolera la corrupción, y no la dejamos pasar”, aseguró.

Al cierre de su intervención, Rodríguez Padilla quiso dejar un mensaje político: Pemex, dijo, ya no es la empresa fragmentada y endeudada de antes, sino un actor central en la política energética de la Cuarta Transformación. “El petróleo es y seguirá siendo de los mexicanos. Pero lo que queremos es que, además de darnos energía, Pemex también dé certidumbre y bienestar”.

En suma, la comparecencia mostró una foto clara del nuevo reto energético del país: una empresa que intenta modernizarse sin dejar atrás su pasado, equilibrar cuentas sin perder soberanía y transitar hacia energías limpias sin soltar del todo el petróleo que todavía sostiene gran parte del presupuesto nacional.

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