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Nuevos telescopios refuerzan defensa contra asteroides

Por Juan Pablo Ojeda

 

Cada 30 de junio, el mundo conmemora el Día Internacional de los Asteroides, una fecha que recuerda el evento de Tunguska de 1908, cuando un meteorito arrasó más de 2,000 km² de bosque siberiano. Pero este 2025, la atención se centra en 2024 YR4, un asteroide descubierto a finales del año pasado que, por un momento, preocupó a científicos de todo el mundo.

El 2024 YR4 fue detectado por el sistema ATLAS desde Chile, y a inicios de este año llegó a tener una probabilidad de impacto con la Tierra de 2.8% para el año 2032, lo que encendió las alertas en las agencias espaciales. Aunque el riesgo ya fue descartado para nuestro planeta, sí existe un 4% de probabilidad de que choque contra la Luna el 22 de diciembre de ese año.

La reacción no se hizo esperar. Por primera vez se activaron protocolos internacionales de la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN) y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), ambos avalados por la ONU, para dar seguimiento al objeto. El consenso fue claro: aunque el riesgo era mínimo, el seguimiento detallado permitió tranquilizar al mundo y fortalecer las capacidades de respuesta futura.

¿Qué tan cerca están estos objetos?

Los llamados NEOs (Objetos Cercanos a la Tierra) son cuerpos celestes que se aproximan a menos de 50 millones de kilómetros. De estos, los considerados potencialmente peligrosos tienen más de 140 metros de diámetro y pasan a menos de 7.5 millones de kilómetros. En otras palabras, pueden representar un peligro si no se detectan a tiempo.

Actualmente se conocen más de 1.2 millones de asteroides en el sistema solar, más de 36 mil clasificados como NEOs, y casi 1,800 en lista de riesgo, según la Agencia Espacial Europea (ESA). La mayoría de los objetos grandes ya han sido identificados, pero el reto está en los medianos y pequeños, capaces de causar daño local considerable.

Los nuevos «cazadores» del espacio

Para enfrentar este desafío, el planeta ha sumado nuevos aliados: telescopios diseñados específicamente para detectar asteroides peligrosos. Uno de ellos es el Observatorio Vera Rubin, ubicado en Chile, que posee la cámara digital más grande construida hasta ahora. Apenas en su fase de prueba, ya identificó 2,104 nuevos asteroides, incluidos siete NEOs.

Este telescopio será clave para aumentar drásticamente las tasas de descubrimiento y ofrecer una alerta temprana frente a posibles impactos. Su capacidad para monitorear todo el cielo del sur permitirá detectar más asteroides en un solo año que los conocidos hasta ahora.

También destaca el Flyeye, el nuevo telescopio de la ESA, cuyo diseño se inspira en los ojos compuestos de los insectos. Con un amplio campo de visión y tecnología automatizada, está pensado para escanear el cielo y detectar cuerpos pequeños que se desplacen a alta velocidad, una tarea difícil incluso con los sistemas actuales.

El primer Flyeye ya está en pruebas en Italia y será trasladado a Sicilia para su operación definitiva. El plan es desplegar al menos cuatro telescopios Flyeye en distintos puntos del planeta para crear una red global de defensa planetaria.

Anticipar es proteger

El caso de 2024 YR4 es un recordatorio claro: la mejor defensa contra un impacto es la detección temprana. Equipos como el de la NASA y la ESA han desarrollado oficinas específicas para este fin, y hoy más que nunca la cooperación internacional es vital.

Detectar, seguir y entender el comportamiento de los asteroides no es solo tarea de ciencia avanzada, sino una necesidad de seguridad global. Porque aunque el espacio parezca lejano, su impacto puede sentirse aquí, en casa.

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