Por Juan Pablo Ojeda
Tras el poderoso terremoto de magnitud 8.8 que sacudió la región de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia, se activó una alerta de tsunami en el Pacífico y, casi de inmediato, también se desató una ola de desinformación en redes sociales. Algunas publicaciones virales aseguran que el sismo fue provocado por el proyecto estadounidense HAARP, reavivando una vieja teoría de la conspiración que carece de fundamentos científicos.
Mensajes compartidos en plataformas como Facebook afirman que “anomalías en la ionosfera” y “ondas electromagnéticas inusuales” fueron detectadas horas antes del sismo, lo que supuestamente apuntaría a la manipulación artificial del fenómeno natural.
¿Qué es HAARP y por qué no puede causar terremotos?
El Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia (HAARP, por sus siglas en inglés) es una instalación científica ubicada en Gakona, Alaska, administrada por la Universidad de Alaska. Su propósito es estudiar la ionosfera —una capa de la atmósfera terrestre que se extiende desde los 60 hasta más de 500 kilómetros de altitud— mediante la emisión de ondas de radio de alta frecuencia.
Como lo explicó el físico Jean-Pierre St.-Maurice, de la Universidad de Saskatchewan (Canadá), HAARP es “un experimento local” diseñado para comprender fenómenos ionosféricos y no tiene ningún tipo de conexión ni capacidad para alterar procesos geológicos como el movimiento de placas tectónicas.
“No hace nada a los fenómenos que ocurren cerca del suelo. Es como lanzar una gota de agua en el océano”, afirmó el experto.
Además, las ondas que emite HAARP son demasiado débiles y localizadas como para provocar un terremoto, un fenómeno que ocurre a decenas de kilómetros bajo la superficie terrestre debido al movimiento natural de placas tectónicas.
¿Por qué se mencionan anomalías atmosféricas antes del sismo?
Es cierto que los grandes terremotos pueden generar alteraciones en la ionosfera, pero en sentido inverso: son los sismos los que modifican temporalmente la atmósfera superior, y no al revés. Este fenómeno se ha observado en diversos eventos sísmicos y no implica una intervención humana.
Ninguna agencia espacial, como la NASA, ni instituciones geofísicas han informado de anomalías artificiales en la ionosfera antes del terremoto en Kamchatka.
Una teoría conspirativa que no desaparece
Desde hace años, HAARP ha sido objeto de múltiples teorías conspirativas que lo acusan —sin evidencia alguna— de provocar terremotos, huracanes, incendios forestales y hasta controlar la mente. Estas afirmaciones han sido desmentidas por científicos, organismos internacionales y verificadores de datos en múltiples ocasiones.
Entre los ejemplos más recientes de desinformación se encuentran los sismos de Turquía y Siria en 2023, así como el terremoto de Marruecos en septiembre del mismo año, en los que también se acusó erróneamente a HAARP.
Conclusión
No hay evidencia científica que respalde que el proyecto HAARP tenga la capacidad de generar terremotos ni alterar el clima. El sismo en Kamchatka fue un evento natural de origen tectónico y no producto de ninguna tecnología secreta. La propagación de estas teorías, aunque llamativa, representa un riesgo para la comprensión pública de la ciencia y la prevención ante desastres reales.
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