La industria del entretenimiento volvió a temblar. Netflix confirmó que **comprará Warner Bros Discovery por casi 83 mil millones de dólares, una operación que no solo rompe récords financieros, sino que enciende las alarmas en Hollywood, especialmente entre las cadenas de cine que consideran esta fusión como “una amenaza sin precedentes”.
La transacción —con un valor empresarial total de 82 mil 700 millones de dólares y un valor patrimonial de 72 mil millones— pondrá en manos de Netflix un poder nunca antes visto: el histórico estudio Warner Bros, todo el catálogo de HBO, HBO Max y miles de horas de cine y series icónicas. Se trata de la mayor compra en la industria desde que Disney adquirió Fox por 71 mil millones en 2019.
El acuerdo se cerró después de una dura competencia entre gigantes como Paramount Skydance, de David Ellison, y Comcast, pero finalmente Netflix logró firmar negociaciones exclusivas con WBD desde el jueves por la noche.
“Nuestra misión siempre ha sido entretener al mundo”, dijo Ted Sarandos, CEO de Netflix, al anunciar la fusión. Por su parte, David Zaslav, presidente y director ejecutivo de Warner Bros Discovery, aseguró que esta unión combina “dos de las mayores compañías de narración de historias del mundo”.
Sarandos remató con una frase que resume la magnitud del acuerdo:
“Juntos podemos ayudar a definir las historias del próximo siglo.”
Todavía no se sabe qué papel tendrá Zaslav dentro de la nueva estructura cuando la compra se concrete por completo, un proceso que podría tardar varios meses o incluso un año.
La noticia ha desatado preocupación en toda la industria. El mayor grupo comercial de exhibición en Estados Unidos, Cinema United, emitió un comunicado contundente este viernes:
“La adquisición de Warner Bros por Netflix representa una amenaza sin precedentes para el negocio global de exhibición”, señaló su director ejecutivo, Michael O’Leary, advirtiendo que el impacto negativo podría alcanzar desde grandes cadenas hasta cines independientes en pequeñas ciudades de todo el mundo.
El temor no es nuevo: aunque Netflix ocasionalmente estrena películas en cines, lo hace más por razones estratégicas —como competir por los Oscar— que por comprometerse con un modelo de lanzamiento tradicional. El propio Sarandos lo explicó claramente:
Su resistencia a los estrenos en cines se debe a los largos periodos de exhibición exclusiva, que considera “poco favorables para el consumidor”.
Las cadenas estadounidenses, como AMC, buscan restablecer ventanas de 30 a 45 días para recuperar la asistencia a salas después de la pandemia de COVID-19, pero estas restricciones históricamente han sido un obstáculo para Netflix.
Ahora el conflicto podría escalar.
El Directors Guild of America, uno de los sindicatos más influyentes de Hollywood, confirmó que se reunirá con Netflix para expresar sus preocupaciones. En un mensaje enviado a Deadline, afirmaron:
“Una industria dinámica y competitiva es esencial para proteger los derechos creativos de los directores y sus equipos”.
Y mientras todo esto sucede, los fans ya se preguntan qué pasará con franquicias gigantes como el nuevo DCU, la serie de Harry Potter, los spin-offs de Game of Thrones, o sagas como The Conjuring. Por ahora, nada cambiará en lo inmediato: la integración total podría tardar hasta 12 meses.
Lo único seguro es que Netflix está a punto de convertirse en el jugador más poderoso del entretenimiento global, y eso tendrá efectos en cada rincón de la industria: desde creativos, hasta salas de cine, plataformas de streaming y millones de espectadores.
































Deja una respuesta