Por Juan Pablo Ojeda
La justicia estadounidense ha dado un paso histórico contra Naasón Joaquín García, líder de la Iglesia La Luz del Mundo (LLDM), y varios de sus allegados, con la presentación de nuevos cargos federales que incluyen crimen organizado, tráfico sexual, explotación infantil y pornografía infantil. La noticia provocó reacciones inmediatas entre víctimas y exintegrantes de la congregación, quienes celebraron los arrestos como un avance hacia la justicia largamente esperada.
Sharim Guzmán, vocero de un grupo de víctimas y esposo de la exintegrante Sochil Martin, declaró a EFE: “Era una demanda de larga data. En especial, la captura de la madre de Naasón y de su primo Joram Núñez Joaquín. Aún faltan más miembros del clan por investigar”. Guzmán agregó que esperan una justicia completa en la que la institución no siga aprovechándose de sus miembros ni de los gobiernos.
Por su parte, el fiscal federal Jay Clayton subrayó que los acusados “se aprovecharon de la fe de sus seguidores para abusar de ellos” y que utilizaron su influencia religiosa y financiera para intimidar y silenciar a las víctimas. Ricky J. Patel, agente especial de HSI, aseguró que la investigación representa “el fin de un ciclo de victimización”.
La “Empresa Joaquín LLDM”
Según la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, los cargos afectan a Naasón Joaquín García, su madre Eva García de Joaquín, Rosa Sosa, Azalia Rangel García, su sobrino Joram Núñez Joaquín y Silem García Peña. Los documentos judiciales describen a este grupo como la “Empresa Joaquín LLDM”, una red criminal que habría utilizado la estructura de la iglesia para abusos sexuales sistemáticos, desvío de recursos financieros y obstrucción de investigaciones durante décadas.
Las penas previstas incluyen cadena perpetua para los principales acusados y hasta 30 años de prisión para otros implicados, dependiendo de la gravedad de los cargos.
Arrestos y prófugos
Joaquín García, de 56 años, cumple actualmente 16 años de condena en California por abuso sexual infantil, pero fue puesto bajo custodia federal para ser trasladado a Nueva York. Su madre fue detenida en Los Ángeles, mientras que Joram Núñez Joaquín fue capturado en Chicago y enfrenta hasta 20 años de cárcel. Otros acusados, como Rosa Sosa, Azalia Rangel García y Silem García Peña, permanecen prófugos; se cree que están en México y se ha solicitado cooperación para su localización y extradición.
Una red de abuso y corrupción religiosa
Los documentos judiciales detallan un modus operandi basado en la manipulación de la fe. Se inculcaba a los feligreses que la obediencia absoluta a Joaquín García era indispensable para evitar la condena eterna, lo que permitía seleccionar y preparar a adolescentes y mujeres jóvenes como víctimas. Además, los cómplices producían material de abuso sexual, destruían pruebas y desviaban donaciones de la iglesia para viajes de lujo, adquisición de artículos sexuales y traslado de víctimas.
Joram Núñez se hacía pasar por abogado para disuadir denuncias, mientras Silem García Peña, jefe de relaciones públicas, frenaba la difusión de escándalos.
Impacto y respuesta oficial
La presencia de agentes federales en barrios latinos de Los Ángeles generó temor entre los vecinos, aunque la operación se centró en la red delictiva de la iglesia. En México, la sede internacional en Guadalajara sigue bajo vigilancia pública.
Las autoridades estadounidenses resaltaron que los nuevos cargos buscan sentar un precedente contra la impunidad en delitos sexuales cometidos dentro de organizaciones religiosas, al mismo tiempo que reconocieron la valentía de las víctimas que rompieron el silencio.
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