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Morena va por todo: más estructura, más gente y mejor gobierno

 

Este domingo, Morena se sentó a planear su siguiente jugada, pero no fue cualquier reunión: el Consejo Nacional del partido marcó lo que podríamos llamar el “segundo aire” de la 4T. Ya no se trata solo de ganar elecciones —algo que han venido haciendo con fuerza—, ahora se trata de organizarse mejor, gobernar bien y mantenerse como la principal fuerza política del país por muchos años más.

En esta reunión se acordaron cuatro acciones que, en lenguaje llano, buscan hacer de Morena una estructura sólida, que funcione no solo en campañas, sino también en el día a día de los gobiernos. Y aquí te va el desglose de forma sencilla:

Primero, van a instalar más de 71 mil comités seccionales en todo México. Esto significa que Morena quiere tener presencia activa en cada rincón del país, desde las grandes ciudades hasta las comunidades más pequeñas. ¿Para qué? Para organizar a su base, estar cerca de la gente y tener ojos en tierra que ayuden a detectar problemas y soluciones. Es como armar un ejército territorial, pero con camiseta guinda.

Segundo, se va a formar una comisión que revise perfiles ciudadanos. La idea es integrar a personas nuevas al movimiento, pero no a cualquiera, sino a quienes realmente estén comprometidos con la transformación del país. Esto es clave, porque Morena sabe que, si quiere crecer, necesita sumar talento nuevo… pero sin abrirle la puerta a oportunistas.

Tercero, se lanza un plan municipalista. Esto suena técnico, pero en realidad es muy práctico: Morena ya gobierna más de mil municipios (más de la mitad de los que existen en México), y no basta con ganar el cargo, hay que saber gobernar. Por eso van a acompañar y asesorar a sus alcaldes para que no se pierdan entre trámites, problemas y promesas incumplidas. Quieren municipios que funcionen, porque ahí es donde la gente realmente vive los efectos del gobierno.

Cuarto, se instala un Consejo Consultivo Nacional, algo así como un grupo de sabios (políticos, académicos, expertos) que analizará los grandes temas del país y ayudará a marcar la agenda política. Esto puede sonar elevado, pero tener una brújula ideológica clara es lo que hace que un movimiento no se disperse con el tiempo.

Y como cereza del pastel, todo esto va junto con una campaña masiva de afiliación. Morena quiere llegar a 10 millones de militantes este año. ¿Quién la dirige? Nada menos que Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente AMLO. No es coincidencia: él representa la continuidad del obradorismo dentro del partido y ahora tiene la misión de armar una base ciudadana gigante, bien distribuida en las más de 71 mil secciones electorales del país.

El Consejo Nacional también sirvió para reforzar liderazgos. Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, salió fortalecida. La respaldaron las bases y está claro que encabeza esta nueva etapa de expansión y consolidación.

En pocas palabras, Morena está dejando de ser solo un movimiento electoral para convertirse en una maquinaria política bien aceitada. Quieren durar, gobernar mejor y seguir transformando, pero ahora con más orden y estructura. En un país donde los partidos suelen dormirse después de ganar, este movimiento está dejando claro que piensa quedarse… y mandar.

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