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Morena reparte MacBooks en San Lázaro y desata cuestionamientos

Por Juan Pablo Ojeda

 

En San Lázaro, mientras se discutía la reforma sobre vapeadores, Morena decidió cerrar el periodo ordinario con un “detalle navideño” que levantó más cejas que aplausos: una MacBook Air de 256 gigas para cada uno de sus 253 diputados federales. Sí, una por cabeza, cada una valuada en cerca de 19 mil pesos, lo que acumulado suma alrededor de 4.8 millones de pesos. Un movimiento que, aunque internamente fue manejado como una herramienta de trabajo, afuera se interpretó como un gesto difícil de empatar con el discurso de austeridad que Morena presume desde hace años.

La escena se dio sin anuncio previo. Cerca de las dos de la tarde, varios diputados comenzaron a salir discretamente del pleno. No era una urgencia legislativa ni una reunión extraordinaria, sino una cita en la sala de juntas del grupo parlamentario y en el salón Heberto Castillo. Al entrar, se les retiró por unos momentos el celular—algo inusual, pero parte del protocolo—y enseguida les entregaron una mochila negra personalizada con sus iniciales y el logo de Morena. Dentro, una MacBook nuevecita.

El coordinador de la bancada, Ricardo Monreal, salió rápido a justificar el movimiento: aseguró que las computadoras no serán propiedad definitiva de los legisladores, sino herramientas de trabajo que deberán regresar al final de la legislatura. Según él, no se trata de un regalo, sino de un instrumento institucional para atender labores en territorio y en el Congreso.

Desde el área administrativa de la bancada guinda confirmaron la compra. Miguel Faruk, su coordinador administrativo, explicó que el gasto se cubrió con “economías” del grupo parlamentario, es decir, con lo que quedó de su presupuesto después de ajustes y ahorros internos. Varios diputados habían pedido laptops durante el año, argumentó, así que decidieron hacer una compra colectiva para cubrir esas necesidades.

Pero el asunto no se quedó ahí. Además de la laptop, cada diputada y diputado recibió un cheque correspondiente a las subvenciones que les toca por ley: atención ciudadana, asistencia legislativa, transporte y hospedaje. En total, los montos superan los 100 mil pesos por persona, recursos que, según la bancada, están previstos en la Ley de Remuneraciones de los Servidores Públicos.

El problema no es solo el número, sino el contexto. En pleno debate sobre regulación sanitaria y con Morena defendiendo la bandera de la austeridad, la entrega simultánea de computadoras de alto valor y cheques de seis cifras se leyó como un choque frontal entre discurso y realidad. Para muchos, la pregunta no es si los diputados necesitan herramientas de trabajo—porque las necesitan—sino por qué se entregan así, en lo oscurito, justo cuando el país exige transparencia y congruencia.

En política, los símbolos pesan. Y esta vez, las mochilas negras con MacBooks dentro hicieron más ruido que cualquier intervención en tribuna.

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