Por Bruno Cortés
En medio del torbellino político por la nueva solicitud de desafuero contra el senador Alejandro “Alito” Moreno, el diputado Ricardo Monreal, coordinador de Morena en San Lázaro y presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), decidió poner los puntos sobre las íes: esto no es una persecución política, es un procedimiento legal, y la Cámara de Diputados sabrá actuar con seriedad.
Desde los pasillos del Congreso, Monreal salió a aclarar que el caso de “Alito” es un trámite iniciado por la Fiscalía Anticorrupción de Campeche, no una estrategia de vendetta partidista. Dijo que la petición de Declaratoria de Procedencia —nombre técnico para el proceso de quitar el fuero a un legislador— se encuentra en manos de la Sección Instructora, el órgano encargado de revisar si hay pruebas suficientes para permitir que el senador priista enfrente un proceso judicial.
Y aquí, Monreal fue enfático: ni él ni nadie de Morena meterá las manos para empujar, frenar o distorsionar el proceso. “No habrá presiones, ni del presidente de la Junta ni de otros legisladores. Lo único que debe decidir es la ley”, dijo.
Este mensaje vino después de una reunión privada que el propio Monreal tuvo con los integrantes de la Sección Instructora. No fue una encerrona política, sino una visita de cortesía solicitada por ellos mismos. El objetivo: dejar claro que trabajarán con libertad y sin sesgos.
También aprovechó para pedirles que analicen el nuevo expediente con lupa y sin prisa. Porque si algo ha complicado estos procesos antes, es que se precipiten decisiones sin que estén bien sustentadas. Lo que Monreal pide es profesionalismo, que las pruebas hablen y que nadie actúe “con odio o vendetta política alguna”.
De paso, recordó que ya se cerró oficialmente el expediente viejo, el iniciado contra “Alito” cuando era diputado. Ese proceso venía desde la legislatura pasada, pero terminó sin consecuencias porque las pruebas quedaron invalidadas por un juez, y la Fiscalía que lo presentó incluso se desistió. Ese capítulo ya se cerró.
Lo que viene ahora es nuevo. Y por eso, Monreal insiste en la moderación y en la seriedad institucional. Dijo que incluso ya habló con el propio Alejandro Moreno para pedirle prudencia frente a esta situación. Que evite politizar lo que, por ley, debe seguir su curso.
Al final, Monreal también reconoció algo que pocos dicen abiertamente en la política: que, aunque haya diferencias ideológicas, los puentes con otros actores se deben mantener. Mencionó su relación respetuosa con figuras como Rubén Moreira, Elías Lixa o Marko Cortés. Porque al final del día, para que funcione la Cámara, la gobernabilidad depende del diálogo, no de la confrontación permanente.
Así que, por ahora, lo que viene será un proceso legislativo largo y técnico, donde la Sección Instructora jugará un papel clave. El fuero de “Alito” como senador está en la mira, pero no por capricho político, sino porque hay una Fiscalía que dice tener pruebas de peculado y uso indebido de funciones. El Congreso deberá decidir si esas pruebas bastan para quitarle la protección constitucional.
Y si algo queda claro con lo dicho por Monreal, es que —al menos en el discurso— Morena quiere que este proceso huela a legalidad, no a revancha.
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