Por Bruno Cortés
El Congreso mexicano ya tiene calendario para uno de los rituales políticos más importantes del año: las comparecencias de los secretarios de Estado y directores de instituciones clave. El encargado de soltar la lista fue Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política, quien anunció que durante septiembre, octubre y noviembre pasarán por San Lázaro personajes de primer nivel como Rosa Icela Rodríguez, Édgar Amador Zamora, Ariadna Montiel, Mario Delgado, Alicia Bárcena, Víctor Rodríguez Padilla, Emilia Calleja, David Kershenobich, Zoé Robledo, Martí Batres y Alejandro Svarch. No se trata de visitas de cortesía: la idea es que respondan a preguntas sobre el Primer Informe de Gobierno de Claudia Sheinbaum y sobre el Paquete Económico 2026.
En la Cámara baja, estas comparecencias funcionan como un examen oral: los funcionarios llegan, presentan números y argumentos, y los diputados —cada quien desde su trinchera— los cuestionan. Para este año, Monreal subrayó que se logró un acuerdo entre todas las fuerzas políticas para definir quiénes y cuándo asistirán. Y eso, en un Congreso acostumbrado a pleitos, ya es noticia.
Más allá del calendario, Monreal habló de dos temas calientes: la reforma aduanal y la reforma a la Guardia Nacional. Sobre la primera, adelantó que Morena respaldará la propuesta de la presidenta Sheinbaum, aunque aclaró que habrá espacio para escuchar a grupos empresariales y cabilderos. Dijo que se mantendrán abiertos a ajustes, siempre que se respete la ley y sin “dádivas o regalos” que manchen el proceso. En cuanto a la Guardia Nacional, explicó que no habrá “fast track”: al ser una reforma constitucional, tendrá un proceso más cuidadoso, con días de discusión y dictámenes antes de que llegue al Pleno.
El Paquete Económico 2026 también ocupó parte de la conferencia. Monreal aseguró que se revisarán con lupa los temas más polémicos: posibles deudas, nuevos gravámenes y hasta el impuesto planteado a los videojuegos violentos. Pidió a las comisiones escuchar a todos los sectores, desde empresarios hasta productores, para lograr un presupuesto equilibrado que no deje fuera a nadie. Incluso señaló que no se debe “discriminar” a ciertos grupos, como los productores de refrescos, que ya han levantado la voz contra medidas que consideran injustas.
El mensaje final fue claro: Morena y sus aliados respaldarán el proyecto presidencial, pero habrá flexibilidad para modificar lo que sea necesario. En política, la señal es que la Cámara de Diputados será el campo de debate, pero no de imposiciones ciegas. El reto será encontrar un punto medio entre el respaldo al Ejecutivo y la presión de partidos opositores, empresarios y sociedad civil, que no piensan quedarse callados en la discusión del presupuesto.
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