Por Bruno Cortés
En el Congreso mexicano se habló de algo que puede sonar muy técnico, pero que tiene un enorme peso en la economía del país: la modernización del Acuerdo Global México–Unión Europea, un tratado que no solo busca mejorar el comercio, sino también fortalecer los lazos políticos y sociales entre ambas regiones. Este nuevo acuerdo, conocido como Acuerdo Global Modernizado (AGM), está previsto para firmarse a principios de 2026 por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Durante la 32ª reunión de la Comisión Parlamentaria Mixta México–Unión Europea, el diputado Pedro Haces Barba, de Morena, dio la bienvenida a los eurodiputados que viajaron a México para afinar los últimos detalles del acuerdo. En su mensaje, dijo que este encuentro ocurre en un momento clave, justo cuando el mundo atraviesa transformaciones profundas —económicas, tecnológicas y sociales— que obligan a replantear las alianzas estratégicas.
Haces recordó que México y Europa comparten una historia de colaboración y valores comunes: la defensa de la dignidad humana, la democracia y el desarrollo sostenible. Con tono diplomático pero firme, subrayó que “ya no basta con tender puentes, ahora debemos cruzarlos juntos”, una metáfora que refleja la intención de consolidar una relación más sólida y equitativa con el viejo continente.
Por su parte, la senadora Beatriz Robles Gutiérrez, también de Morena y presidenta de esta Comisión Parlamentaria, explicó que este nuevo acuerdo traerá beneficios concretos para México: 85% de los productos agroalimentarios dejarán de pagar aranceles en su entrada a Europa. Esto significa que sectores como el aguacate, el tequila, el café, la miel y muchos otros alimentos mexicanos podrán competir en igualdad de condiciones, generando más ingresos para productores y empresas nacionales.
Pero no se trata solo de comercio. Robles aclaró que el AGM también moderniza el diálogo político y la cooperación internacional, fortaleciendo la colaboración en temas como educación, innovación, derechos humanos y medio ambiente. En palabras simples: México no solo busca vender más, sino también participar de manera más activa en las decisiones globales.
Desde el lado europeo, el diputado Antonio López-Istúriz, presidente de la delegación del Parlamento Europeo, coincidió en que la relación con México es estratégica y está construida sobre una base de respeto y valores democráticos. Subrayó que este acuerdo modernizado “trasciende el ámbito económico y comercial” y que su verdadero objetivo es crear una alianza más resiliente y socialmente justa.
López-Istúriz también tocó temas delicados, como la lucha contra el narcotráfico y la migración, reconociendo que ambos son desafíos compartidos entre México y Europa. En ese sentido, destacó que la cooperación internacional será clave para enfrentar problemas que no conocen fronteras. Incluso expresó su solidaridad con los migrantes mexicanos que sufren por el endurecimiento de las políticas migratorias de Estados Unidos, haciendo un guiño político que no pasó desapercibido.
En resumen, el Acuerdo Global Modernizado busca renovar una relación de más de 20 años entre México y la Unión Europea. Para el país, representa una oportunidad de diversificar su economía, dejar de depender tanto del mercado estadounidense y abrir nuevas puertas para sus exportaciones. Pero también implica asumir un papel más activo en los grandes debates mundiales: el cambio climático, los derechos humanos y la cooperación científica.
El reto ahora está en que los parlamentos de ambos lados traduzcan los buenos deseos en acciones concretas. Porque, como dijo Pedro Haces, ya no se trata solo de extender puentes diplomáticos, sino de cruzarlos juntos, hombro con hombro, hacia un futuro más equilibrado y compartido.
































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