Por Juan Pablo Ojeda
Este viernes 11 de julio, México respondió oficialmente a la imposición de nuevos aranceles del 30% anunciados por el presidente estadounidense Donald Trump, en una medida que ha generado tensión económica y política entre ambos países. En un comunicado conjunto, las Secretarías de Relaciones Exteriores (SRE) y de Economía calificaron la decisión como “un trato injusto” y señalaron que las negociaciones siguen activas para proteger empleos y empresas mexicanas.
Como parte de una estrategia para contener el impacto de los gravámenes, una delegación de alto nivel del gobierno mexicano —conformada por funcionarios de las secretarías de Economía, Hacienda, Energía, Seguridad y Relaciones Exteriores— se reunió con autoridades estadounidenses en Washington, incluyendo al Departamento de Estado, Comercio, Energía, Seguridad Nacional y la oficina del Representante Comercial de EE. UU.
Durante esa reunión, según el comunicado, México dejó clara su postura de desacuerdo frente a los aranceles que entrarán en vigor el 1 de agosto. Estos nuevos impuestos forman parte de un cambio profundo en la política comercial de Estados Unidos, mediante el cual la administración Trump ha comenzado a enviar cartas oficiales a más de 20 países notificándoles de aumentos similares.
La justificación de Washington: fentanilo y narcotráfico
La Casa Blanca justificó los aranceles con el argumento de que México no ha hecho lo suficiente para frenar el tráfico de drogas, en especial el fentanilo, sustancia que ha desatado una crisis de salud pública en EE. UU. En el mensaje difundido por Trump, se acusa a México de no detener a los cárteles, los cuales, según el mandatario, intentan convertir toda Norteamérica en un “caldo de cultivo para el narcotráfico”.
Además, Trump advirtió que si México responde con medidas similares, su gobierno incrementará aún más los aranceles, sumando cualquier represalia al 30% ya establecido.
¿Una coincidencia con el caso Ovidio Guzmán?
El anuncio de los aranceles coincidió con un hecho que podría tener implicaciones mayores. Ovidio Guzmán López, hijo del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, se declaró culpable en una corte federal de Chicago. Guzmán, conocido como “El Ratón”, aceptó cargos por tráfico de fentanilo, lavado de dinero, pertenencia a una organización criminal y uso de armas de fuego.
En un acuerdo con el Departamento de Justicia de EE. UU., Ovidio se comprometió a pagar una multa de 80 millones de dólares, convirtiéndose en un colaborador clave del gobierno estadounidense. Su declaración puede abrir nuevas rutas de investigación sobre las redes del Cártel de Sinaloa y sus operaciones transnacionales.
Aunque no hay una relación oficial entre la declaración de culpabilidad de Ovidio y la aplicación de aranceles, la coincidencia temporal genera especulaciones sobre un posible endurecimiento de la postura de Trump hacia México, alimentada por la presión política interna en EE. UU. frente a la crisis del fentanilo.
¿Qué viene ahora?
Con el T-MEC aún vigente, algunos productos mexicanos podrían estar exentos de los nuevos aranceles, pero la tensión comercial ya está instalada. México insiste en continuar el diálogo y buscar acuerdos dentro del marco bilateral, mientras en Washington, la estrategia de Trump parece inclinarse hacia medidas más unilaterales y punitivas.
El gobierno mexicano ha reiterado que defenderá sus intereses comerciales y los de sus ciudadanos, mientras mantiene una línea diplomática en el marco del respeto y la negociación. La mesa binacional seguirá activa, pero el reloj corre hacia el 1 de agosto, fecha en que comenzará a sentirse el impacto económico de esta nueva ofensiva arancelaria.
































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