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Historia de lo inmediato

México le hace frente a Trump por nuevos aranceles

Por Bruno Cortés

 

La cosa se puso tensa en el terreno del comercio internacional y México no se quedó callado. Esta vez, fue la diputada Dolores Padierna Luna, de Morena, quien salió a alzar la voz en el Congreso para advertir que la propuesta del expresidente estadounidense Donald Trump —sí, otra vez Trump— de imponer un arancel del 30% a productos mexicanos no sólo es una mala noticia para la economía, sino que también podría ser completamente ilegal.

Desde el Senado, en plena sesión de la Comisión Permanente, Padierna fue clara: si ese arancel se aplica, estaríamos hablando de una violación directa al T-MEC, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá que, en papel, protege a los tres países de este tipo de decisiones unilaterales. Para quien no está metido en estos rollos, el T-MEC funciona como un “acuerdo de reglas claras” para el comercio entre los tres países de América del Norte. Es decir, no se pueden subir impuestos a los productos nomás porque sí.

Según explicó la diputada, hay argumentos legales de sobra para demostrar que la medida trumpista rompe con el espíritu y la letra del tratado, y que también va contra normas internacionales. En cristiano: no se vale que Trump, si regresa a la Casa Blanca o incluso desde su campaña, amenace con castigos económicos sin respetar los acuerdos firmados.

Pero no todo es quejarse. Padierna destacó que ya se están moviendo las piezas en el tablero. Las secretarías de Economía y de Relaciones Exteriores, hoy encabezadas por Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente, respectivamente, están al frente de las negociaciones. Y aunque Trump diga que el arancel es para todos y no es negociable, también ha dejado entrever que no es una decisión definitiva.

Aquí es donde entra el famoso Plan México, una estrategia que impulsa la presidenta Claudia Sheinbaum para proteger la economía nacional frente a este tipo de amenazas. ¿Qué busca? Primero, fortalecer al mercado interno y respaldar a los sectores exportadores que podrían ser los más afectados. Segundo, abrir nuevos mercados para que México no dependa tanto de Estados Unidos. Y tercero, hacer valer el multilateralismo, es decir, trabajar con otros países y organismos internacionales para evitar que una sola potencia imponga sus reglas a la mala.

Padierna fue enfática: sí, hay que dar la pelea legal, pero también hay que actuar con inteligencia económica. Porque el 80% de lo que México exporta va directo a Estados Unidos, y si de un día para otro eso se encarece por aranceles, no solo las grandes empresas salen perdiendo —también las maquilas, los productores agrícolas, las PYMES que se han colgado del tren exportador.

En resumen, la amenaza de los aranceles de Trump no es solo una bronca de diplomáticos o de abogados. Es un tema que afecta directamente a miles de empleos, al bolsillo de las familias, y a la estabilidad de sectores clave como el automotriz, agroindustrial y manufacturero.

Lo bueno es que, esta vez, México no se está quedando cruzado de brazos. Desde el Congreso, desde el Ejecutivo, y con respaldo internacional, ya se prepara una respuesta legal, diplomática y económica. Porque en el nuevo mapa global, no se trata solo de vender más, sino de vender mejor y con reglas que se respeten.

Y como dijo Padierna, con el colmillo político que la caracteriza: “Hay que dar esa batalla”.

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