Por Juan Pablo Ojeda
El Gobierno de México mantiene un seguimiento puntual a los compromisos de entrega de agua a Estados Unidos desde la cuenca del Río Bravo, en apego al Tratado de Aguas de 1944. Así lo informó la Secretaría de Relaciones Exteriores, que subrayó que todas las acciones se realizan bajo un marco legal y con una prioridad clara: garantizar primero el consumo humano y el uso agrícola dentro del territorio nacional.
De acuerdo con la SRE, para cumplir con el acuerdo internacional se han activado medidas extraordinarias, entre ellas la posible entrega de volúmenes de agua del Río San Juan. Esta alternativa solo se utilizará cuando exista disponibilidad operativa en el sistema hidráulico y sin poner en riesgo el abasto para las comunidades mexicanas que dependen de estas fuentes. La cancillería recordó que esta práctica no es nueva y cuenta con respaldo jurídico en el Artículo 9 del Tratado y en el Acta 331 de la Comisión Internacional de Límites y Aguas.
En este contexto, el gobierno federal confirmó la liberación de 249 millones de metros cúbicos de agua hacia Estados Unidos, una decisión tomada el pasado 12 de diciembre, luego de una temporada de lluvias que permitió alcanzar el volumen requerido. Las autoridades insistieron en que esta entrega no compromete el suministro nacional ni para consumo humano ni para actividades agrícolas, gracias a la infraestructura existente y a una planeación cuidadosa del recurso.
México y Estados Unidos trabajan actualmente en un plan conjunto para definir las entregas correspondientes al ciclo vigente del tratado, el cual deberá quedar establecido a más tardar el 31 de enero de 2026. La SRE reiteró que el diálogo con los usuarios de la cuenca y con las autoridades estadounidenses es permanente, con el objetivo de lograr una gestión equilibrada del agua en ambos lados de la frontera.
El Tratado de Aguas de 1944 establece que México debe entregar anualmente a Estados Unidos volúmenes provenientes de seis afluentes, pero también prevé excepciones en casos de sequía extraordinaria. Bajo este esquema, el cumplimiento puede ajustarse en ciclos de cinco años. Durante el periodo 2020-2025, la cuenca del Río Bravo enfrentó una sequía histórica que impidió cubrir la cuota completa, una situación contemplada en el propio acuerdo. Por ello, México cuenta con un nuevo ciclo, que concluirá en octubre de 2030, para reponer los volúmenes pendientes.
Con este marco, el gobierno mexicano busca cumplir sus compromisos internacionales sin perder de vista la seguridad hídrica de la población y del campo nacional, manteniendo la cooperación con Estados Unidos como eje central de la relación bilateral.
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