Por Juan Pablo Ojeda
La rivalidad entre México y Argentina escribe un nuevo capítulo este viernes 14 de noviembre de 2025, cuando ambas selecciones se enfrenten en los dieciseisavos de final del Mundial Sub-17 de Qatar. El partido se disputará en el complejo Aspire Zone de Doha, escenario donde el Tricolor intentará cambiar su suerte ante una Albiceleste que llega en plan grande.
Para México, este duelo es más que una simple eliminatoria: es una revancha deportiva. Hace apenas unas semanas, en el Mundial Sub-20 de Chile, los argentinos se impusieron por 2-0, dejando un sabor amargo en la afición mexicana. Ahora, los dirigidos por el técnico juvenil buscarán redimirse y demostrar que, aunque entraron con lo justo, tienen corazón para competirle a cualquiera.
El Tricolor avanzó a esta fase prácticamente de milagro. Con solo tres puntos, logró colarse como uno de los mejores terceros lugares del torneo, gracias al criterio del fair play, imponiéndose por poco sobre Arabia Saudita. Un pase sufrido, pero suficiente para mantener viva la esperanza.
Del otro lado, Argentina llega como una máquina bien aceitada. Terminó líder del Grupo D con nueve puntos y un paso arrollador, incluyendo una goleada 7-0 a Fiji, que la colocó entre los principales favoritos al título. Su ofensiva luce imparable y su defensa casi impenetrable, lo que convierte al encuentro en una verdadera prueba de fuego para los mexicanos.
Más allá de las estadísticas, el choque promete emociones. México suele crecerse en los torneos juveniles, y aunque el favoritismo esté del lado argentino, el espíritu competitivo del combinado nacional podría sorprender. En el futbol, los papeles pueden cambiar en 90 minutos.
Mientras tanto, el resto de los cruces del Mundial Sub-17 Qatar 2025 deja enfrentamientos de alto nivel: Brasil-Paraguay, Francia-Colombia, Portugal-Bélgica y Alemania-Burkina Faso, entre otros.
El duelo entre México y Argentina promete ser uno de los más intensos de la ronda. Una batalla entre historia, orgullo y juventud donde, para el Tricolor, la meta es simple: creer, luchar y volver a soñar.

































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