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Laura Itzel Castillo toma las riendas del Senado: arranca nueva etapa con la 4T al frente

Por Bruno Cortés

 

La tarde del viernes 29 de agosto de 2025 el Senado de la República renovó su dirección política, y lo hizo con un mensaje fuerte: mantener la ruta de la llamada “Transformación” bajo un rostro nuevo pero cercano al proyecto oficialista. Con 101 votos a favor, la mayoría de los senadores aprobó que Laura Itzel Castillo Juárez sea la nueva presidenta de la Cámara Alta para el periodo que arranca este 1 de septiembre.

El cambio no fue sorpresa: Gerardo Fernández Noroña concluyó su gestión agradeciendo a todas las bancadas, y con ello abrió paso a un relevo pactado desde hace semanas. La elección confirmó a Castillo como presidenta, acompañada de senadoras y senadores de Morena y aliados en los cargos clave: Verónica Camino Farjat como vicepresidenta, y Mariela Gutiérrez Escalante junto con María Martina Kantún Can como secretarias. También se repartieron puestos entre la oposición, porque la Mesa Directiva —el órgano que conduce los debates— debe tener pluralidad: allí entraron panistas, priistas, petistas, verdes y hasta de Movimiento Ciudadano.

Lo relevante no es solo el cambio de nombres, sino lo que significa políticamente. Laura Itzel Castillo, de Morena, se ha identificado abiertamente con el proyecto de la izquierda mexicana, primero bajo Andrés Manuel López Obrador y ahora bajo la presidenta Claudia Sheinbaum. En su primer discurso dejó clara la ruta: un Senado abierto al debate, pero sin tolerar lo que llamó odio, racismo, clasismo o machismo. Es decir, se plantea un estilo de conducción firme, con tintes ideológicos muy marcados.

El ambiente en la sesión fue de celebración para los suyos: gritos de “¡Presidenta!” retumbaron en el pleno cuando rindió protesta, mientras ella misma se encargaba de tomar juramento a los demás integrantes de la Mesa Directiva. El relevo fue bien recibido por senadores de distintas bancadas, incluso opositores como Ricardo Anaya o Clemente Castañeda aplaudieron su designación. Sin embargo, no todo fue respaldo. La panista Lilly Téllez, conocida por sus críticas duras al oficialismo, votó en contra y lo dejó claro en redes sociales: cuestionó la falta de objetividad de Castillo y la acusó de haber actuado con hostilidad en comisiones y de no respetar las leyes ni la Constitución.

En pocas palabras, la presidencia del Senado es como tener el volante del Congreso: quien la encabeza decide el orden del debate, da la palabra, mide los tiempos y encauza los acuerdos. Y tener a alguien tan alineada con la 4T en ese cargo asegura que el proyecto de Sheinbaum tendrá piso firme para impulsar las reformas y discusiones que se avecinan. Eso sí, con una oposición que no dejará pasar la oportunidad de marcar sus diferencias.

El arranque de septiembre no solo abre el nuevo año legislativo, también pone a prueba hasta dónde la promesa de Castillo de un Senado “de altura” se podrá cumplir en un país donde el choque político ya es parte del día a día.

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