Por Juan Pablo Ojeda
La ONU volvió a encender las alarmas sobre una realidad que, aunque repetida, no deja de ser devastadora: el machismo está presente en al menos el 60% de los asesinatos de mujeres en el mundo. Según un nuevo informe de ONU Mujeres y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, casi 50 mil mujeres y niñas fueron asesinadas en 2024 por sus parejas o familiares, lo que confirma que el hogar continúa siendo el lugar más peligroso para ellas.
El documento, publicado en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, explica que estos crímenes no son hechos aislados, sino el final de un ciclo de violencia que inicia con control, amenazas y acoso, muchas veces incluso desde el entorno digital. Una de cada cuatro mujeres entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja masculina, un dato que muestra la profundidad del problema.
La ONU subraya que el origen de este patrón violento está en normas sociales y estereotipos que colocan a las mujeres en condición de inferioridad frente a los hombres. Además, advierte que las tecnologías digitales no han reducido esta violencia: al contrario, han abierto nuevas vías de agresión, desde el ciberacoso hasta la difusión no consentida de imágenes o los ultrafalsos. Estos ataques virtuales, señala el informe, suelen ser antesala de agresiones físicas e incluso de feminicidios.
A pesar de los esfuerzos globales, las cifras no disminuyen al ritmo esperado. África encabeza las tasas más altas de feminicidios cometidos por parejas o familiares, seguida de América. Aunque Europa ha logrado reducciones lentas, la violencia sigue muy arraigada en varias regiones, especialmente en Europa del Este y América Central.
El informe recuerda que estos asesinatos podrían evitarse con intervenciones oportunas: educación desde la infancia, leyes que tipifiquen el feminicidio, unidades especializadas y campañas de información. Movimientos como Ni Una Menos o Me Too han sido clave para visibilizar el problema, pero la ONU insiste en que aún falta mucho para erradicar una violencia que nace de desigualdades profundas y persiste en todos los continentes.

































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