La sombra del narcotráfico mexicano se agranda. La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) acaba de emitir una ficha de búsqueda contra Ismael Zambada Sicairos, alias “El Mayito Flaco”, señalado como líder de la facción La Mayiza del Cártel de Sinaloa, por conspiración para distribuir sustancias controladas.
En la ficha emitida, se describe que nació en 1982, mide aproximadamente 1.79 m, tiene cabello y ojos cafés, y advierten que podría estar armado y ser peligroso. La última dirección conocida está en México, pero no se precisó ciudad ni estado. Esta alerta forma parte de la campaña “Fugitive Friday” de la DEA.
Detrás del alias, “El Mayito Flaco” no es sólo un nombre nuevo en los archivos: es una figura clave en la guerra interna que atraviesan las facciones del Cártel de Sinaloa. Con la captura en 2024 de su padre, Ismael “El Mayo” Zambada García —quien hace poco se declaró culpable de cargos por narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas en tribunales de EE. UU.— “El Mayito Flaco” se perfila como uno de los herederos del poder del cártel, al tiempo que libra un pulso abierto contra Los Chapitos, la otra corriente que disputaba control territorial.
El enfrentamiento entre La Mayiza y Los Chapitos exacerbó la violencia en Sinaloa durante los últimos meses. En declaraciones públicas, Omar García Harfuch aseguró que ambas facciones han mostrado signos de desgaste, gracias a operativos conjuntos entre fuerzas federales y estatales. Bajo este escenario, la ficha emitida por la DEA se convierte en una pieza más del cerco judicial y mediático que busca desmantelar las redes del narcotráfico en México.
No es la primera vez que “El Mayito Flaco” aparece en investigaciones. En 2013 fue incluido en acusaciones federales en California por presunto tráfico de cocaína, metanfetamina y otras sustancias hacia EE. UU. Pero durante mucho tiempo logró mantenerse en perfil bajo, en parte gracias a la influencia de su padre y la estrategia silenciosa de sus operaciones.
Ahora, con su nombre en la lista de buscados, las piezas del puzzle criminal podrían moverse con rapidez. La DEA lo considera un fugitivo armado y peligroso, y pide que nadie intente arrestarlo por iniciativa propia. Las acusaciones se centran en la conspiración para distribuir sustancias controladas bajo la legislación de Estados Unidos (21 USC § 846).
Resta ver si México colabora en su localización o si las autoridades mexicanas aprovechan esta ficha para impulsar investigaciones locales vinculadas con la estructura del cártel. Mientras tanto, el narco sigue jugando con el sigilo. La DEA lo ha colocado en su mira, y el mundo criminal observa atento.
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