La ayuda humanitaria internacional atraviesa uno de sus momentos más complicados en décadas. Un informe presentado el 3 de diciembre de 2025 por el Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH) y Médicos Sin Fronteras (MSF) reveló que la financiación para emergencias en el mundo sufrirá su mayor desplome histórico, con un recorte que podría alcanzar hasta el 34 % respecto a 2024 debido a los recortes de Estados Unidos y varios países europeos.
El panorama ya era preocupante desde 2024, cuando el sistema humanitario global registró una caída de casi 5 mil millones de dólares frente a los 45 mil 700 millones recaudados en 2023, lo que representó un bajón del 10 %. Los datos ajustados por la ONU muestran que la tendencia no solo continúa, sino que se agrava.
El informe advierte que, si la proyección se cumple, el recorte acumulado será del 45 % respecto a 2023, justo en un momento donde las crisis humanitarias aumentan en intensidad y número.
El codirector del IECAH, Jesús A. Núñez, describió en Madrid un escenario marcado por “tendencias negativas”, señalando directamente al presidente de Estados Unidos: Donald Trump. Lo llamó “el perturbador en jefe”, al considerar que sus decisiones están alterando el orden internacional construido tras la Segunda Guerra Mundial y empujándolo al colapso. Para Núñez, el mandatario impulsa un entorno donde predomina “la ley del más fuerte”.
Según los datos del sistema de rastreo de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), en lo que va del año apenas se han recaudado 21 mil 50 millones de dólares, con Estados Unidos manteniéndose como el mayor aportante con el 15.6 %, pese a sus fuertes reducciones.
Otros países clave también disminuyeron su participación: Alemania y Canadá recortaron casi a la mitad sus aportaciones desde 2022, mientras que EE.UU. redujo mil 700 millones de dólares adicionales. También hubo desplomes importantes por parte de Reino Unido y Francia.
En el terreno, los efectos ya son visibles. Palestina se convirtió en el mayor receptor de fondos en 2024 con 2 mil 900 millones de dólares, un incremento del 51 %, mientras que Ucrania sufrió una caída del 25 % y Siria vio reducida su financiación a la mitad, colocándose en apenas mil 700 millones.
Las consecuencias amenazan sectores críticos. La directora general de MSF, Raquel Ayora, advirtió que la financiación para salud sexual y reproductiva va en picada, afectando programas de anticonceptivos, prevención de violencia sexual, mortalidad materna y embarazos no deseados.
El reporte también alerta sobre riesgos crecientes para combatir enfermedades como malaria, tuberculosis y VIH/sida. Solo la malaria causó cerca de 600 mil muertes en 2023, y su combate está comprometido por la suspensión de campañas preventivas en varios países africanos.
Las organizaciones anticipan un futuro difícil: incremento de la malnutrición, expansión de crisis epidémicas y un sistema humanitario sin capacidad suficiente para responder. “Tenemos muchas dudas de que podamos enfrentar algo de esta magnitud”, concluyó Ayora.




































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