Por Juan Pablo Ojeda
La independencia de México es uno de los acontecimientos más trascendentes en la historia nacional. Fue un proceso largo y complejo que transformó el destino del país y marcó el fin de tres siglos de dominio colonial español.
El inicio se ubica en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando el sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla hizo sonar las campanas de la parroquia de Dolores, en Guanajuato, e invitó a la población a levantarse contra la autoridad virreinal. Aquel llamado, conocido como el Grito de Dolores, se convirtió en el punto de partida de la lucha por la libertad.
Los primeros insurgentes
A Hidalgo se unieron figuras como Ignacio Allende, Juan Aldama y Josefa Ortiz de Domínguez, quienes conspiraban desde Querétaro para romper con el dominio español. Aunque Hidalgo fue capturado y fusilado en 1811, el movimiento ya había prendido la chispa de la insurgencia.
El liderazgo lo tomó José María Morelos y Pavón, sacerdote y estratega militar que dio estructura al movimiento y convocó el Congreso de Chilpancingo en 1813. Ahí se proclamó la Soberanía Nacional y se redactó el documento histórico Sentimientos de la Nación, que sentó las bases de un México libre e independiente.
Años de resistencia
Tras la muerte de Morelos en 1815, la lucha entró en una fase de resistencia encabezada por caudillos locales como Vicente Guerrero, que mantuvieron viva la insurgencia en las sierras del sur. Aunque parecía debilitado, el movimiento resistió más de una década, gracias al apoyo popular y al desgaste del régimen español.
La consumación de la independencia
En 1820, un giro político en España debilitó al virreinato y abrió la puerta para la independencia. Agustín de Iturbide, un militar realista, pactó con Vicente Guerrero el histórico Abrazo de Acatempan, en 1821, sellando la unión entre las fuerzas insurgentes y las realistas.
De este acuerdo nació el Plan de Iguala, que proclamaba tres garantías: religión, independencia y unión. Con este proyecto, se formó el Ejército Trigarante, que marchó victorioso hacia la Ciudad de México. Finalmente, el 27 de septiembre de 1821, la independencia se consumó con la entrada triunfal de Iturbide y Guerrero a la capital.
El legado de la independencia
La independencia de México no solo significó la ruptura con España, sino el inicio de la construcción de un país soberano. Fue un movimiento que inspiró a otras naciones de América Latina y que hasta hoy es símbolo de resistencia, libertad y dignidad.
Cada 16 de septiembre, los mexicanos recuerdan este capítulo histórico con el tradicional Grito de Independencia, encabezado por el presidente desde el Palacio Nacional y replicado en plazas públicas de todo el país. Entre música, luces y desfiles, la fecha no solo conmemora un hecho histórico, sino que reafirma el orgullo de ser mexicano y el valor de la unidad nacional.
La independencia fue conquistada con el sacrificio de miles de hombres y mujeres anónimos que creyeron en un México libre. Su legado vive en la soberanía nacional y en la memoria colectiva de un pueblo que nunca olvidará que la libertad costó sangre, esfuerzo y esperanza.
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