Por Juan Pablo Ojeda
El expresidente Felipe Calderón acusó al exembajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, de no reaccionar ante la polémica reforma judicial que permite elegir a jueces, magistrados y ministros mediante voto ciudadano, una medida que, según él, pone en riesgo la autonomía del Poder Judicial.
Durante la conferencia “El Estado de la Democracia en América” en la Universidad del Instituto de las Américas de Georgetown, Calderón aseguró que la reforma se concretó sin que Salazar “se diera cuenta de lo que estaba sucediendo exactamente o simplemente lo ignoró, lo cual es terrible”. El expresidente recordó que, antes de los cambios, la Suprema Corte de Justicia de la Nación funcionaba como un contrapeso frente al poder presidencial y que la reforma, impulsada por la mayoría legislativa de Morena, permitió la remoción de jueces y ministros.
Calderón denunció que los nuevos nombramientos corresponden a perfiles vinculados con Morena, algunos sin experiencia y otros con antecedentes polémicos, como defensa de personas procesadas por delitos de narcotráfico. “Todos fueron despedidos hace dos semanas y ahora el Poder Judicial está en manos de militantes y simpatizantes de Morena”, afirmó.
El exmandatario también recordó que en agosto del año previo, Salazar había advertido que la votación directa de jueces representaba un riesgo para la estabilidad democrática y para el cumplimiento del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Esta posición provocó una carta formal de desacuerdo del entonces presidente Andrés Manuel López Obrador.
La reforma judicial, avalada con mayoría parlamentaria, modificó la estructura de la Suprema Corte y de los tribunales federales, generando críticas sobre su impacto en la autonomía judicial y en los compromisos internacionales de México. Calderón concluyó que la medida eliminó al principal contrapeso institucional y que la falta de atención del representante estadounidense contribuyó a su consolidación.
En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum cuestionó los señalamientos de Calderón durante la conferencia matutina del miércoles. La mandataria calificó de “espurio” y “entreguista” al expresidente por haber solicitado la intervención de Salazar y recordó que Calderón nunca logró desligarse de las acusaciones sobre su llegada a la Presidencia en 2006 mediante un fraude electoral.
El choque de declaraciones evidencia la polarización política en torno a la reforma judicial, con acusaciones cruzadas entre expresidentes, la oposición y el gobierno actual, mientras el Poder Judicial enfrenta cambios que podrían redefinir su independencia en los próximos años.
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