En medio de un contexto financiero complicado, el Vaticano acaba de anunciar una noticia que sorprende: obtuvo más de 72 millones de dólares de ganancia gracias a sus activos financieros e inmobiliarios, un 35% más que el año anterior.
Este resultado llega en un momento clave: las finanzas de la Santa Sede llevan años en números rojos, y este respiro económico permite que se destine una contribución extraordinaria de 53 millones de dólares para cubrir el déficit de la Curia romana.
Aunque no lo parezca, el Vaticano es también un jugador relevante en el mundo de los bienes raíces. De acuerdo con su balance financiero 2024, la Iglesia católica cuenta con 4,234 propiedades en Italia y más de 1,200 en el extranjero, especialmente en ciudades de alto valor como París, Londres, Ginebra y Lausana.
Más transparencia, menos escándalos
Desde hace décadas, el manejo de los recursos del Vaticano ha estado rodeado de escándalos financieros, inversiones opacas y acusaciones de corrupción. Por eso, desde 2021, y bajo el impulso del papa Francisco, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) comenzó a publicar reportes financieros anuales como parte de una estrategia de transparencia y rendición de cuentas.
Este organismo, creado en 1967, administra no solo los bienes inmobiliarios de la Santa Sede, sino también sus inversiones en mercados financieros. Y este año, reportó un beneficio de 62.2 millones de euros, resultado de una mejor gestión y, en parte, de la venta y rentabilidad de activos inmobiliarios en el extranjero.
León XIV y la herencia económica que deberá ordenar
Apenas elegido en mayo, el nuevo papa León XIV tendrá como uno de sus principales retos el restablecimiento financiero del Vaticano, que actualmente arrastra un déficit estructural de 70 millones de euros frente a un presupuesto de alrededor de 1,000 millones de euros.
Esto implica revisar cómo se invierten los recursos, garantizar que las donaciones de los fieles tengan un destino claro y, sobre todo, evitar que el pasado lleno de escándalos económicos vuelva a repetirse.
¿Qué sigue para las finanzas vaticanas?
Aunque las cifras de este año muestran una mejora notable, el camino todavía es largo. La Santa Sede deberá encontrar un equilibrio sostenible entre sus ingresos, sus gastos operativos y las inversiones estratégicas que permitan mantener su influencia global sin depender exclusivamente de donaciones.
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