El ataque de un tanque israelí contra la iglesia de la Sagrada Familia, el único templo católico en la Franja de Gaza, marcó un antes y un después en la postura diplomática del Vaticano. Tres personas murieron tras el bombardeo del ejército israelí, lo que provocó una condena directa del papa León XIV y un giro en el tradicional tono reservado de la Santa Sede.
Durante el Ángelus del domingo, el Papa denunció abiertamente el uso «ciego de la fuerza» por parte de Israel y pidió poner fin a la «barbarie» que se vive en territorio palestino. Este pronunciamiento rompe con años de llamados generales a la paz y coloca a la Santa Sede en una postura más crítica frente a las acciones militares del gobierno de Benjamin Netanyahu.
Primer contacto oficial con Palestina
El Vaticano confirmó que el papa León XIV sostuvo este lunes su primera conversación oficial con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, desde su llegada al pontificado el 8 de mayo. En esa llamada, el pontífice reiteró la urgencia de respetar el derecho internacional humanitario, proteger a civiles y lugares sagrados, y evitar los desplazamientos forzados.
Además, pidió facilitar el acceso a la ayuda humanitaria, subrayando que la protección de los más vulnerables debe ser una prioridad para ambas partes y la comunidad internacional.
Señales de cambio en la Santa Sede
Este cambio de tono no es aislado. El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, insinuó en una entrevista con la televisión italiana Rai 2 que el ataque contra la iglesia podría haber sido intencional. Aunque Netanyahu calificó el hecho como un “disparo accidental” y lamentó profundamente lo ocurrido, el Vaticano exige una investigación pública que aclare los hechos.
Por su parte, el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, viajó a Gaza para visitar a los heridos y encabezó una misa en la iglesia dañada como muestra de resistencia y presencia cristiana en medio del conflicto.
«Dicen que fue un error, aunque todos aquí creen que no lo fue», afirmó Pizzaballa al diario italiano Corriere della Sera, señalando el escepticismo que persiste en la comunidad católica.
Tensión diplomática en aumento
Desde 2015, el Vaticano reconoce oficialmente al Estado de Palestina y apoya una solución de dos Estados con un estatuto especial para Jerusalén que garantice el acceso libre a los lugares sagrados. No es la primera vez que el papa critica abiertamente al gobierno de Israel, pero esta vez la acusación ha sido más contundente.
Según François Mabille, director del Observatorio Geopolítico de lo Religioso, el cambio de postura se debe a una reacción “más coordinada y estructurada” dentro del Vaticano, que ahora articula sus denuncias en términos jurídicos claros: desplazamientos forzados, castigos colectivos, uso indiscriminado de la fuerza y falta de protección a los civiles.
En paralelo, se han multiplicado las denuncias de ataques de colonos israelíes a iglesias y propiedades cristianas en Cisjordania, como el caso reciente en Taybeh, donde incendiaron un templo a comienzos de julio.
¿Un cambio definitivo?
Aunque algunos analistas advierten que es prematuro hablar de un quiebre definitivo en la relación entre el Vaticano e Israel, este nuevo episodio sí evidencia un enfriamiento diplomático que podría escalar si no hay respuestas claras del gobierno israelí sobre la muerte de civiles en templos religiosos.
Para la Santa Sede, lo que está en juego ya no es solo la paz mundial, sino la protección del cristianismo en Tierra Santa.
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