Por Bruno Cortés
Rubén Moreira, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, lanzó esta semana un mensaje claro y sin adornos: la presidenta Claudia Sheinbaum necesita pisar el freno. “Está respondiendo todo a botepronto”, dijo, con el tono directo que ya le conocemos. Según él, antes de seguir anunciando obras, promesas o posicionamientos, el nuevo gobierno tendría que hacer un alto y aceptar tres verdades incómodas: las finanzas están quebradas, el país no está creciendo y la violencia sigue sin control.
En plena sesión de la Comisión Permanente en el Senado, Moreira advirtió que hay una tendencia preocupante a disfrazar la realidad. Criticó que se están usando eventos como los informes de gobierno para distraer la atención pública. Mencionó, por ejemplo, al gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez, quien habría hecho a un lado los datos sobre el cierre de 300 negocios, la pérdida de 25 mil empleos y el aumento de la pobreza para centrarse en discursos triunfalistas.
Pero eso no fue lo más fuerte. El priista también pidió que se investigue a Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad en Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto López, hoy senador de Morena. ¿El motivo? Su presunto vínculo con la banda criminal “La Barredora”, lo que, de confirmarse, dejaría muy mal parado a uno de los perfiles más cercanos al presidente López Obrador.
Y si esto fuera poco, Moreira también se lanzó contra algunos gobernadores morenistas que, dice, atacan para tapar su falta de resultados. Citó el caso de Layda Sansores, gobernadora de Campeche, quien —según él— “arremetió contra un periodista porque no tenía nada que informar”.
Pero donde el tono subió todavía más fue al hablar del famoso Tren Maya, una de las obras insignia del sexenio anterior y que Sheinbaum defiende como parte del legado que continuará. La presidenta lo desmintió hace unos días por decir que no tenía pasajeros, pero Moreira le contestó con números: que aunque los vagones fueran llenos —lo cual, dijo, no pasa— por cada peso que ingresa, se necesitan meter 25 más del erario público para que funcione. “En el primer trimestre se gastó más en el Tren Maya que en medicinas y apoyos al campo”, soltó, poniendo el dedo en una llaga que muchos ya estaban señalando.
Según su estimación, incluso con máxima ocupación, el subsidio seguiría siendo del 50%, es decir, cada boleto estaría costeado a la mitad con dinero público. Y eso sin contar los gastos que siguen sumándose para mantenerlo operativo, al igual que ocurre con el AIFA y Mexicana de Aviación, que tampoco logran despegar sin ayuda federal.
Sobre otro tema que levantó polémica, el INE y los datos biométricos, Moreira celebró que el instituto haya dicho que no entregará esta información, y advirtió que el gobierno ni siquiera tiene los recursos para implementar correctamente las nuevas disposiciones legales que implicarían recabarla.
Para cerrar, cuando le preguntaron por Ricardo Monreal y su anuncio de que no buscará más cargos públicos, Moreira fue inusualmente elogioso: “Merece estar en la política y México merece políticos como él, aunque van a estar en minoría, pero lo merece”.
Con todo esto sobre la mesa, lo que queda claro es que el coordinador del PRI no está dispuesto a dejar pasar lo que considera señales de alerta en este arranque de sexenio. Mientras en Palacio Nacional se habla de continuidad y consolidación, desde la oposición —y especialmente desde figuras como Moreira— se insiste en que los números no cuadran y las prioridades están desbalanceadas. ¿Impasse o acelerón? Esa es la pregunta que ya se escucha cada vez más en el Congreso.
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