Por Juan Pablo Ojeda
El Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT) anunció este 19 de julio la propuesta de retirar la inmunidad antimonopolio del Acuerdo de Colaboración Conjunta (JCA) entre Aeroméxico y Delta Air Lines, una medida que responde a una disputa bilateral por la alteración unilateral de condiciones de vuelos y operaciones en territorio mexicano.
Aeroméxico informó que está revisando la orden emitida por el DOT y que planea presentar una respuesta conjunta con Delta en los próximos días. La aerolínea destacó la relevancia de esta alianza para el flujo aéreo entre ambos países.
Por su parte, Delta Air Lines advirtió que la decisión de revocar la inmunidad antimonopolio tendría un impacto negativo considerable para los consumidores que viajan entre México y Estados Unidos, además de afectar empleos, comunidades y la competencia en el sector transfronterizo.
El secretario de Transporte estadounidense, Sean P. Duffy, acusó al gobierno mexicano de incumplir el Acuerdo de Transporte Aéreo bilateral firmado en 2015. Según Duffy, desde 2022 México modificó unilateralmente las condiciones del acuerdo, eliminando franjas horarias (slots) y reubicando forzosamente las operaciones de carga de aerolíneas estadounidenses fuera del Aeropuerto Internacional Benito Juárez (AICM).
Estas acciones, afirmó el funcionario, han disminuido la competencia, generado costos millonarios para las empresas estadounidenses y favorecido a aerolíneas nacionales mexicanas, lo que ha perturbado el mercado y perjudicado a las empresas estadounidenses.
En respuesta, el gobierno de Estados Unidos implementó una serie de medidas que incluyen:
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La exigencia a aerolíneas mexicanas de informar al DOT sobre sus horarios de operación en territorio estadounidense.
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La autorización previa para operar vuelos chárter de grandes aeronaves, tanto de pasajeros como de carga.
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La propuesta formal de revocar la inmunidad antimonopolio de la alianza Aeroméxico-Delta.
Además, el secretario Duffy advirtió que, si las preocupaciones no se atienden, podrían rechazarse futuras solicitudes de vuelos desde México hacia Estados Unidos, escalando aún más la tensión en la industria aérea bilateral.
Esta situación marca un nuevo capítulo en las relaciones comerciales y de transporte entre ambos países, con posibles repercusiones en la conectividad, la competitividad del sector y las relaciones diplomáticas.
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