Por Juan Pablo Ojeda
La relación entre México y Estados Unidos volvió a tensarse esta semana con una nueva alerta de viaje emitida por el Departamento de Estado estadounidense, que enciende las alarmas sobre la inseguridad en casi todo el territorio mexicano. Según la actualización oficial, 30 de los 32 estados del país tienen algún nivel de riesgo por violencia o delincuencia, incluyendo advertencias explícitas por secuestros, homicidios, extorsiones y robos.
Seis estados fueron clasificados en el Nivel 4 – No Viajar, el más alto en la escala de riesgo: Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas, todos con presencia importante del crimen organizado y episodios recurrentes de violencia extrema.
Otros ocho estados fueron puestos en el Nivel 3 – Reconsiderar el viaje, entre ellos algunos de fuerte actividad turística o industrial como Baja California, Guanajuato, Jalisco, Chihuahua y Sonora.
Dieciséis entidades, incluyendo a la Ciudad de México, Estado de México, Nuevo León, Quintana Roo y Puebla, se ubicaron en el Nivel 2 – Extremar precauciones. Sólo Yucatán y Campeche lograron mantenerse en el Nivel 1 – Precauciones normales, siendo reconocidos como los estados más seguros del país.
Pero la alerta no llegó sola. El expresidente Donald Trump, en plena ofensiva electoral, aprovechó la publicación del gobierno estadounidense para lanzar una crítica directa y sin filtros contra México. Durante la firma de su Ley contra el Tráfico de Fentanilo, el republicano aseguró que los cárteles tienen un «tremendo control» sobre el país y que las autoridades mexicanas están “petrificadas” y temen ir a trabajar.
«Estoy tratando de ser diplomático, pero los cárteles mandan en México. Tienen control sobre los políticos, sobre las autoridades electas. Y eso ya no se puede permitir», afirmó Trump, intensificando su retórica antimexicana en plena campaña presidencial.
Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum no respondió directamente, la alerta y las declaraciones de Trump representan un reto diplomático y de imagen para el nuevo gobierno mexicano. Por un lado, Estados Unidos —principal socio comercial de México— sigue percibiendo grandes riesgos de seguridad en la mayor parte del territorio nacional; por otro, las acusaciones de Trump abonan a una narrativa que busca justificar posibles medidas unilaterales contra el crimen transfronterizo, como una mayor presión militar o intervención en asuntos de seguridad interna.
Mientras tanto, la recomendación para los ciudadanos estadounidenses es clara: evitar los estados más violentos, informarse constantemente y extremar precauciones en cualquier viaje a México. Y para México, el mensaje entre líneas es aún más claro: el tema de la seguridad no solo afecta a los locales, también es un factor clave en la política internacional y, cada vez más, en el tablero electoral de Estados Unidos.
Deja una respuesta