Por Bruno Cortés
En San Lázaro no volaron ni cuadernos ni gis, pero sí se puso candente el debate sobre la educación. El secretario de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, compareció ante diputadas y diputados para rendir cuentas del Primer Informe de Gobierno, y lo que quedó claro es que todos los partidos tenían preguntas guardadas en la libreta.
El panorama educativo en México trae de todo: avances en becas y apoyos, pero también carencias en infraestructura, rezago en comunidades rurales, dudas sobre la calidad de los planes de estudio y preocupación por problemas de salud como la obesidad infantil. Cada bancada aprovechó su turno para poner sobre la mesa lo que a su juicio sigue sin resolverse.
Desde Morena presumieron la “Nueva Escuela Mexicana”, un modelo que —dicen— busca ser más humano, inclusivo y con visión social. Reconocieron que se han abierto más lugares en universidades y que los maestros ya tienen mejores salarios. Pero incluso dentro de su propio partido hubo voces que exigieron saber cómo se piensa acabar con las diferencias históricas entre escuelas urbanas y rurales, donde muchas veces los jóvenes ni siquiera tienen acceso a una preparatoria.
El PAN fue más crítico. Sus diputadas y diputados reclamaron que el presupuesto 2026 privilegia dar dinero a las familias, pero no refuerza la calidad de la enseñanza. También cuestionaron el contenido ideológico de los nuevos libros de texto y pidieron regresar al Consejo Nacional de Participación Social en la Educación, donde especialistas y padres de familia tenían voz en las políticas educativas. Además, insistieron en la necesidad de pruebas internacionales como PISA para medir de verdad si los aprendizajes van por buen camino.
El PRI se enfocó en los problemas más prácticos: escuelas sin agua potable, techos seguros ni internet. Señalaron que muchos planteles siguen incompletos o abandonados, y que sin una inversión seria en infraestructura básica, la deserción escolar seguirá empujando a miles de jóvenes hacia el crimen organizado.
El Verde puso sobre la mesa un tema urgente: la comida chatarra. Recordaron que casi la mitad de los adolescentes de 12 a 19 años sufre sobrepeso u obesidad, y exigieron resultados concretos sobre la regulación de lo que se vende dentro de las escuelas. Para ellos, mejorar la salud alimentaria de la niñez es tan estratégico como construir más aulas.
El PT celebró avances como la cobertura en educación básica, que ya roza el 90%, y aplaudió la prohibición de vender comida ultraprocesada en los planteles. Para ellos, alimentar bien a las niñas y niños es asegurar su futuro y su capacidad de aprender.
Movimiento Ciudadano prendió las alarmas sobre la deserción escolar: casi un millón de jóvenes abandonaron las aulas el ciclo pasado. Y no solo por falta de dinero, dijeron, sino porque la escuela ya no les ofrece oportunidades reales. Preguntaron cuánto del presupuesto se destinará a infraestructura básica como agua, internet y electricidad, condiciones mínimas para que la escuela vuelva a ser un espacio digno.
En sus respuestas, Mario Delgado reconoció que el gran reto está en la educación media superior, donde más jóvenes abandonan los estudios. Prometió abrir nuevas preparatorias y telebachilleratos en zonas marginadas, además de ofrecer carreras más atractivas como inteligencia artificial, nanotecnología o ciberseguridad, que tengan relación con el mundo actual de los estudiantes.
También anunció medidas contra el fraude escolar: este año se detectaron instituciones que vendían títulos falsos, por lo que se cancelaron sus registros y se planea digitalizar los documentos con seguridad reforzada.
En cuanto a salud, aseguró que 12 millones de niñas y niños contarán con un archivo digital médico y que se reforzará la enseñanza de matemáticas y lectoescritura. Sobre el bullying y la violencia en las escuelas, informó que ya existen protocolos obligatorios y jornadas de concientización con la campaña “Te veo, te creo, te cuido”.
En el terreno de becas, presumió que actualmente más de 13 millones de estudiantes reciben apoyos y que el próximo año serán más de 20 millones los beneficiarios de programas como Benito Juárez o Jóvenes Escribiendo el Futuro.
La sesión terminó con un mensaje donde Delgado subrayó que la educación no es solo aprendizaje, sino también convivencia. Por eso, en las preparatorias se están formando comités de paz con maestros, estudiantes y familias para atender la violencia en las aulas y reconstruir el tejido comunitario.
Así, entre cifras, reclamos y promesas, quedó claro que el debate educativo en México no es menor: se trata del futuro de millones de niñas, niños y jóvenes que hoy dependen de que las decisiones en el Congreso y en la SEP no se queden en discursos, sino que se traduzcan en aulas seguras, maestros capacitados y oportunidades reales.
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