Por Juan Pablo Ojeda
Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una iniciativa de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) que busca reducir el estigma y generar conciencia sobre que el suicidio se puede prevenir. Este 2025, el lema es “cambiar la narrativa”, destacando el papel que tienen los individuos, las comunidades, las organizaciones y los gobiernos para transformar la manera en que se habla y se entiende este fenómeno.
Para el académico Ricardo Trujillo Correa, de la Facultad de Psicología de la UNAM, el suicidio no es únicamente una decisión individual, sino un acto que se ve influido por factores colectivos como la violencia, la pobreza y la situación socioeconómica. “Hay que analizarlo dentro de un entorno colectivo, con implicaciones éticas, políticas y sociales. Más que un trastorno individual, el suicidio refleja formas de violencia invisibilizadas, incluyendo la simbólica en los discursos de los medios de comunicación”, explica.
En México, las cifras reflejan un problema creciente. De acuerdo con la UNAM, la tasa de muertes por suicidio pasó de 5.3 por cada 100 mil habitantes en 2017 a 6.3 en 2022, lo que representa alrededor de 8 mil 351 personas al año. Esto coloca a México en el tercer lugar en América Latina y el Caribe. Según la psicóloga Cintia Melissa Salas Bermúdez, por cada muerte suicida, al menos 10 personas más intentan quitarse la vida, lo que subraya la importancia de la identificación temprana, la intervención adecuada y el acompañamiento continuo.
Para abordar esta situación, la Facultad de Medicina de la UNAM creó el programa “Centinelas: Estamos contigo”, que ofrece herramientas y recursos de apoyo para prevenir suicidios y brindar información a la población.
Además, en México existen diversas líneas de ayuda ante riesgo de suicidio:
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911, número de emergencias
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800 911 2000, Línea de la Vida
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55 5533 5533, Línea de Seguridad y Chat de Confianza (WhatsApp) del Consejo Ciudadano de la CDMX
Hablar sobre suicidio con responsabilidad, entender los factores sociales y brindar apoyo puede marcar la diferencia. Cambiar la narrativa no es solo un lema: es una estrategia de vida que involucra a todos para prevenir pérdidas y proteger la salud mental de la comunidad.
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