Por Bruno Cortés
En la política mexicana, no siempre las historias avanzan rápido, y menos cuando se trata de derechos laborales. Pero a veces, la constancia rinde frutos. Eso fue lo que ocurrió con el Sindicato de Trabajadores de la Comisión Estatal del Agua de Oaxaca, que después de nueve años de tocar puertas, finalmente obtuvo su toma de nota, es decir, el reconocimiento legal que les permite existir formalmente y defenderse como trabajadores.
La diputada Gloria Sánchez López, de Morena, celebró públicamente este logro y no ocultó la emoción al ver reunidos a representantes de distintas regiones del estado. Para quienes no están familiarizados con el término, la toma de nota es la herramienta básica de cualquier sindicato: sin ella, no se puede negociar, no se puede exigir y, en los hechos, no se puede proteger a las y los trabajadores. Con ella en mano, el sindicato del agua en Oaxaca deja de ser invisible.
Sánchez López explicó que este reconocimiento no llegó solo ni por casualidad. Destacó el respaldo de Óscar Solórzano Méndez, secretario general de la Confederación de Trabajadores y Sindicatos de México, cuya intervención fue clave para destrabar un proceso que llevaba casi una década detenido. Gracias a ese acompañamiento, dijo, hoy el sindicato puede continuar su lucha por derechos laborales, justicia y mejores condiciones para quienes operan uno de los servicios más importantes del estado: el agua potable.
Detrás de este avance hay una historia que conecta con algo más grande que un trámite administrativo. En términos de políticas públicas, el reconocimiento sindical fortalece la vida laboral, da certeza a los trabajadores y mejora la relación entre quienes operan los servicios públicos y las instituciones. Un sistema de agua con trabajadores organizados y protegidos es, en el fondo, un sistema más estable y funcional para la ciudadanía.
Irma Rosario Aquino García, secretaria general del sindicato, puso voz a esa lucha prolongada. Agradeció el apoyo recibido y subrayó que durante nueve años hubo silencio institucional. En ese camino, dijo, la diputada Gloria Sánchez fue la única autoridad que escuchó y acompañó de manera constante a las y los trabajadores de los distintos sistemas de agua potable del estado.
El mensaje es claro: cuando la política se involucra para abrir espacios de diálogo y reconocimiento, los derechos laborales avanzan. La toma de nota no solo representa un documento oficial, sino la posibilidad real de negociar condiciones justas, acceder a prestaciones y contar con una representación legítima frente a las autoridades.
Óscar Solórzano Méndez, por su parte, destacó que pertenecer a una confederación sindical abre la puerta a beneficios colectivos, asesoría y respaldo nacional. Con un mensaje que mezcló lo político con lo humano, recordó una frase recurrente entre sus agremiados: “el amor todo lo puede”, una forma de decir que la organización y la solidaridad siguen siendo motores de cambio.
Este reconocimiento marca un antes y un después para las y los trabajadores del agua en Oaxaca. Después de nueve años de espera, la política laboral finalmente les dio una respuesta, y con ello se fortalece no solo a un sindicato, sino también a la idea de que los servicios públicos funcionan mejor cuando quienes los sostienen tienen voz, derechos y representación.

































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