Por Juan Pablo Ojeda
En un giro inesperado dentro del caso contra Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador del Cártel de Sinaloa, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, destacó una declaración que hizo ruido en Palacio Nacional: la DEA colocó al exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, al mismo nivel que dos de los narcotraficantes más conocidos del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael Zambada.
“Lo que más me llamó la atención ayer fue lo que dijo el director de la DEA: hemos derribado a tres grandes narcotraficantes: el primero, García Luna; el segundo, el Chapo, y el tercero, el Mayo”, expresó Sheinbaum durante su conferencia matutina desde Palacio Nacional. “Imagínense cómo lo ve una agencia de Estados Unidos al que fue secretario de Seguridad de Calderón”, agregó, visiblemente sorprendida por el señalamiento.
Sheinbaum subrayó que el señalamiento es relevante no sólo por lo que representa García Luna como funcionario, sino por el lugar que le otorgan las autoridades estadounidenses en la estructura criminal internacional.
La reacción de la presidenta mexicana se dio luego de que Zambada García se declarara culpable en una corte federal de Nueva York de cargos por narcotráfico, lavado de dinero y uso de armas. La fiscal general de EE.UU., Pam Bondi, calificó la declaración como una “victoria histórica” y confirmó que El Mayo pasará el resto de su vida en prisión federal. “Morirá tras las rejas, donde le corresponde”, sentenció.
Bondi también agradeció la colaboración del Gobierno de México, al que reconoció por su cooperación en la extradición de más de 50 capos en los últimos meses. En el mismo tono, el director de la DEA, Terry Cole, afirmó que “nadie está fuera del alcance de la ley” y recalcó que este caso demuestra que incluso los criminales más escurridizos pueden caer.
Sheinbaum, por su parte, aseguró que existe una relación de cooperación efectiva con Estados Unidos en materia de seguridad y combate al crimen organizado. “La fiscal de EE.UU. lo dijo claramente: hay colaboración con México”, reiteró.
Más allá de la reacción institucional, el peso simbólico de que una agencia como la DEA coloque a un exfuncionario mexicano al nivel de los capos históricos del narcotráfico abre una nueva lectura sobre la llamada “guerra contra el narco” que marcó el sexenio de Felipe Calderón. Ahora, con el juicio de García Luna aún pendiente y El Mayo confesando décadas de corrupción, las piezas parecen encajar en un rompecabezas que por años fue negado.
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