Por Juan Pablo Ojeda
En un intento por calmar las tensiones comerciales con Washington, el primer ministro canadiense Mark Carney anunció que Canadá eliminará parte de los aranceles punitivos impuestos a Estados Unidos, como gesto para mantener abierto el canal de diálogo comercial con el gobierno de Donald Trump.
La medida se aplicará a partir del 1 de septiembre y afectará bienes estadounidenses específicamente cubiertos por el T-MEC, el acuerdo comercial trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá.
Carney fue claro: esto no es una claudicación, sino una jugada estratégica. “Es coherente con nuestro compromiso con el T-MEC”, afirmó durante una rueda de prensa en Ottawa, tras una reunión con su gabinete. La decisión ocurre después de que Trump aplicara un arancel del 35% a productos canadienses no contemplados en el tratado comercial.
El mensaje es claro: el T-MEC sigue siendo la mejor carta de Canadá en su relación económica con EE.UU., aunque las condiciones hayan cambiado.
Carney, con una sólida trayectoria como exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, no se anduvo con rodeos: Trump ha redefinido el comercio global, y ahora hay que “comprar” acceso a su economía. Según el primer ministro, esta estrategia del expresidente republicano tiene varias metas: recaudar ingresos arancelarios, blindar industrias clave, atraer inversiones y forzar cambios internos en las políticas de sus socios.
A pesar de levantar algunas barreras, Canadá mantendrá los aranceles al acero, aluminio y automóviles, mientras se negocia con EE.UU. sobre estos sectores considerados “estratégicos y de futuro”. Eso sí, destacó que más del 85% del comercio bilateral sigue libre de aranceles, y el arancel promedio aplicado por EE.UU. a productos canadienses es de 5.6%, frente al 16% global.
De cara al futuro, Carney anunció que su gobierno ya se prepara para la revisión del T-MEC en 2026. Las consultas con sectores estratégicos comenzarán el próximo mes, y Canadá buscará fortalecer el acuerdo ante un entorno global cada vez más incierto.
Al fondo de todo esto están temas delicados como el tráfico de fentanilo y la migración irregular, que provocaron la primera ronda de aranceles por parte de EE.UU. a inicios de 2025. La decisión canadiense de ceder terreno en algunos frentes muestra que la diplomacia económica sigue siendo el arma preferida frente a los embates del nacionalismo comercial de Trump.
En un mundo donde el acceso a los mercados ya no se negocia solo con tratados, sino con fuerza política y maniobras económicas, Canadá prefiere jugar a la estabilidad… antes que quedarse fuera del tablero.
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