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Historia de lo inmediato

Autonomía con cuentas claras, dice el Congreso

Por Bruno Cortés

 

En medio de tantos temas que suelen pasar desapercibidos para la mayoría, uno que sí nos toca a todos —aunque no siempre se note de inmediato— es el de cómo se gastan los recursos públicos en las universidades del país. Y esta semana, desde la Cámara de Diputados, el diputado Javier Herrera Borunda, del Partido Verde, lo dejó claro: rendir cuentas no es sólo un trámite, es lo que mantiene vivas y autónomas a las universidades públicas.

Herrera, que preside la Comisión de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), recibió los informes financieros auditados y los planes académicos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), algo que ocurre cada año y que, según dijo, fortalece la confianza de la gente en estas instituciones. ¿Por qué importa esto? Porque casi el 40% de los jóvenes que estudian una carrera en México lo hacen en una universidad pública. Es decir, estamos hablando de más de 1.4 millones de estudiantes que dependen de que estas instituciones funcionen bien y tengan respaldo social y presupuestal.

Y aunque el mensaje fue positivo —“hay que aplaudirles”, dijo—, también hubo un jalón de orejas suave: aún hay más de 11 mil millones de pesos por aclarar en distintas universidades del país. Eso no significa necesariamente que hubo corrupción, pero sí refleja fallas en los procesos para reportar en qué y cómo se gastó el dinero. Muchas veces, explicó el diputado, se trata de errores técnicos o metodológicos más que de malas intenciones.

Para corregir eso, se firmó hace un mes un convenio entre la Secretaría de Educación Pública, la Cámara de Diputados y la ASF, con el fin de fortalecer la transparencia y mejorar la capacidad técnica de quienes tienen que rendir cuentas. En pocas palabras: enseñarles cómo hacer bien los reportes. Porque si se quiere que las universidades sigan teniendo libertad para tomar decisiones —es decir, autonomía—, también tienen que demostrar que usan bien el dinero.

El legislador reconoció que los avances son claros. Por ejemplo, muchas observaciones que hubo en las auditorías de 2017 ya no aparecieron en 2019, y las más recientes —las de 2023 y 2024— muestran una mejora considerable. Eso indica que los esfuerzos están funcionando y que sí hay voluntad por parte de las universidades para hacer las cosas bien.

Además, destacó que varias de estas instituciones han sido muy inteligentes en cómo administran sus recursos, incluso generando ingresos propios. Eso, dijo, es algo que se tiene que reconocer y premiar. Y no es cualquier cosa: con el próximo presupuesto en puerta, los diputados tendrán que decidir cuánto dinero se le destina a la educación superior, y los buenos manejos podrían ser la clave para asegurar más recursos.

También se están capacitando funcionarios de todos los niveles —municipales, estatales y federales— para que aprendan a manejar mejor los recursos públicos. Porque al final del día, rendir cuentas no es solo para evitar escándalos: es para asegurar que el dinero de los impuestos llegue a donde realmente se necesita, como una beca, un laboratorio o una biblioteca.

Javier Herrera cerró su mensaje diciendo que este año es clave para las universidades, no solo por el dinero que recibirán, sino por la oportunidad de demostrar que pueden hacer más con menos, que saben planear y que están listas para el futuro. Lejos de revisar solo lo que ya gastaron, ahora lo que importa es cómo van a usar lo que viene.

Porque si algo dejó claro el diputado, es que la autonomía universitaria no se mantiene sola: se gana todos los días con responsabilidad, con planeación… y sí, con transparencia.

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