Perú a 10 de octubre, 2025.- El 10 de octubre de 2025, el Congreso de Perú destituyó a la presidenta Dina Boluarte por “permanente incapacidad moral”, cerrando un capítulo marcado por escándalos, protestas y una creciente ola de violencia en el país. La decisión se tomó sin la presencia de Boluarte, quien rehusó presentarse a la sesión del Congreso que la citaba para su defensa. Con 122 votos a favor, el Legislativo aprobó la vacancia y abrió paso a la asunción de José Jerí como nuevo mandatario interino.
José Jerí, de 38 años y presidente del Congreso, asumió de inmediato la presidencia por un periodo que se extenderá hasta julio de 2026. Abogado de formación, Jerí se enfrenta a un país convulsionado, con altos índices de criminalidad, protestas constantes y un electorado escéptico tras años de inestabilidad política. En su primer mensaje, declaró la guerra a las organizaciones criminales y prometió medidas para restablecer la seguridad y la gobernabilidad.
La destitución de Boluarte se da en un contexto de profundo rechazo social y político. Desde que asumió en diciembre de 2022, tras la caída y encarcelamiento de Pedro Castillo, Boluarte enfrentó acusaciones de corrupción, presunto abandono de funciones y escándalos como el Rolexgate, que cuestionaron su legitimidad. Durante su mandato, la capital Lima y otras regiones se convirtieron en epicentros de manifestaciones que dejaron decenas de heridos y crecieron bajo la presión de colectivos juveniles y ciudadanos indignados por la violencia y la criminalidad.
Con su remoción, Boluarte pierde su fuero y queda expuesta a posibles procesos judiciales, sumándose a la lista de expresidentes que enfrentan la justicia en Perú, como Alejandro Toledo y Ollanta Humala. La ya expresidenta insistió en su inocencia y afirmó que siempre buscó la unidad nacional, pero sus palabras fueron recibidas con escepticismo y protestas de manifestantes frente al Congreso, quienes celebraron su destitución.
El panorama que enfrenta Jerí es complejo: sin una bancada propia, debe negociar con un Congreso fragmentado y con ciudadanos que exigen resultados rápidos frente a la violencia y el crimen organizado. Además, su gobierno interino se enfrentará al desafío de preparar al país para las elecciones generales de abril de 2026, en medio de un clima de tensión política y social que ha caracterizado a Perú en la última década.
Con siete presidentes en los últimos nueve años, tres de ellos destituidos, la historia reciente de Perú refleja una constante inestabilidad que pone a prueba la resiliencia de sus instituciones. La llegada de Jerí genera expectativas y dudas: podrá su administración estabilizar al país, recuperar la confianza de la población y enfrentar la criminalidad rampante, o será otro capítulo efímero en la larga cadena de gobiernos que no logran culminar sus mandatos.
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