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Arcos de encanto: la geometría curva que redefine los hogares en 2025

En 2025, los arcos arquitectónicos se consolidan como uno de los elementos más distintivos del diseño interior contemporáneo. Lo que antes evocaba templos, riads o palacios antiguos, hoy se reinventa en departamentos, oficinas y casas modernas. Su atractivo radica en la mezcla entre lo clásico y lo actual: una geometría que suaviza, conecta y transforma los espacios rectilíneos del urbanismo moderno.

La tendencia, viral en redes con el hashtag #ArchAddict, acumula más de 400 millones de visualizaciones. Videos que muestran cómo simples estructuras curvas convierten puertas comunes en marcos esculturales, y pasillos en transiciones fluidas, se han multiplicado entre diseñadores, arquitectos y entusiastas del do it yourself. El arco, más que un gesto estético, se ha convertido en símbolo de conexión y hospitalidad.

En su versión moderna, los arcos no exigen materiales caros ni mano de obra especializada. Los drywall kits —paquetes prefabricados de yeso y madera— han democratizado la tendencia, permitiendo que cualquiera pueda transformar una entrada en pocas horas. Además, estudios de acústica residencial destacan que las superficies curvas pueden reducir el eco y el ruido ambiental hasta en un 10%, favoreciendo la tranquilidad del hogar.

La inspiración no es nueva, pero sí su reinterpretación. En Marruecos, los riads reviven su esplendor con arcos califales y muros encalados; en Canadá, los lofts industriales incorporan arcos en acero y concreto pulido; mientras que en México, la tendencia se fusiona con materiales tradicionales como cantera, adobe y azulejos de talavera. El resultado son espacios que combinan historia, textura y modernidad.

Los arcos también han encontrado su lugar en interiores contemporáneos más pequeños. Departamentos tipo estudio o viviendas de planta abierta los emplean como divisores visuales, sin perder amplitud ni luz. En lugar de muros rígidos, las curvas delimitan áreas con sutileza, aportando un sentido de continuidad y armonía visual.

En el mercado, los proveedores de materiales de construcción han detectado el auge. Tiendas de decoración y constructoras ofrecen molduras curvas prefabricadas, moldes 3D y recubrimientos flexibles para adaptarse a diferentes estilos: del mediterráneo y el boho al minimalista y el brutalista. Incluso firmas de iluminación lanzan lámparas y nichos arqueados que reproducen la sensación de pasaje y profundidad.

El fenómeno tiene también un trasfondo emocional. Tras años de encierro y aislamiento, el diseño del hogar busca transmitir bienestar y apertura. Los arcos, con su simbolismo de entrada y paso, evocan acogida y movimiento. En palabras de arquitectos contemporáneos, representan la búsqueda de suavidad frente al exceso de rigidez urbana: una forma de domesticar la geometría sin perder carácter.

En la Ciudad de México, la tendencia ya se percibe en cafeterías, galerías y desarrollos habitacionales de la Roma, la Condesa y Coyoacán. Las curvas se integran en ventanales, marcos, espejos y estanterías, aportando una identidad visual reconocible que conecta con la nostalgia sin renunciar a lo actual. En espacios reducidos, los arcos se usan incluso en cabeceras de cama o nichos decorativos para crear sensación de profundidad.

Más allá del diseño, los arcos simbolizan una transición hacia la fluidez. En un mundo que se acostumbra a la flexibilidad laboral y emocional, la arquitectura curva traduce ese cambio: menos rigidez, más movimiento. Su éxito radica en que no impone una época ni un estilo, sino que se adapta a todos, del minimalismo escandinavo al maximalismo mediterráneo.

En 2025, los arcos no son solo una tendencia decorativa: son una declaración de intenciones. Abren puertas —literales y simbólicas— hacia espacios más humanos, donde el diseño no solo se mira, sino que se siente.

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