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Con valores y corazón, el SEDIF transforma vidas en Zacatecas

Zacatecas, 17 de julio de 2025. En un país donde la política social muchas veces se queda en promesas huecas y actos protocolarios, el Segundo Encuentro de Resultados del Sistema Estatal DIF en Zacatecas se convirtió en una bocanada de realidad útil. Con la calidez de quien no sólo administra, sino acompaña, Sara Hernández Campa, presidenta honorífica del SEDIF, presentó un informe que va más allá de cifras: habla de vidas rescatadas, hogares reconstruidos y comunidades que, poco a poco, recobran el aliento.

Arropada por el gobernador David Monreal Ávila —quien no escatimó elogios hacia su esposa ni hacia el equipo detrás del sistema estatal—, Hernández Campa delineó un horizonte donde la ternura no está peleada con la eficacia, y la asistencia no se ve como dádiva, sino como derecho. “No administramos carencias, construimos soluciones con rostro humano”, dijo, con la firmeza de quien ha convertido al SEDIF en una institución que trabaja con orden, pero también con alma.

En un país con más de 30 millones de personas en situación de pobreza, escuchar que 116 niñas y niños en Zacatecas han sido reintegrados a sus familias y que 14 menores encontraron un hogar mediante la adopción legal, no es un dato menor: es una ruptura con el cinismo político y un acto de resistencia amorosa. La colocación de la primera piedra de la Casa Cuna “Semillitas” es prueba tangible de que, aunque los discursos se los lleva el viento, los ladrillos bien puestos siguen hablando.

El programa “Corazón Contento” es un ejemplo de política pública que entiende que la alimentación no es sólo una necesidad fisiológica, sino un acto de dignidad. En un país donde aún se debate si las infancias comen por gusto o por necesidad, el SEDIF sirvió más de 7.6 millones de raciones calientes y distribuyó más de medio millón de desayunos escolares fríos. No es solo comida: es futuro servido en plato caliente.

La narrativa del informe no se limitó a lo asistencial. En el eje “Casas de Amor”, se subrayó la atención con calidez para personas sin red familiar, como adultos mayores o adolescentes sin protección. También en “Estar Bien es Salud”, se priorizó la humanización de los servicios médicos con brigadas, terapias y atención especializada. No fue sólo dar consulta, sino mirar a las personas a los ojos y decirles: tu vida importa.

Y como si la gestión social no pudiera tener poesía, Hernández Campa recordó que el bienestar también se cultiva “bailando, soñando y celebrando juntos”. En un país donde los espacios públicos se vacían por miedo, el DIF zacatecano ha convertido plazas y foros en lugares de encuentro comunitario. Porque sí: también desde la cultura se reconstruye el tejido social.

Uno de los pilares más potentes fue el de los “Apoyos Sociales”, que sin aspavientos ni shows mediáticos, distribuyó cobijas, sillas de ruedas, herramientas, bicicletas y consuelo. “Estar ahí, justo cuando más se necesita, es un acto de justicia”, recalcó Sara Hernández, dejando en claro que la política no debe servirse con hiel, sino con manos extendidas.

En tiempos donde las primeras damas son decorado o desaparecen en la formalidad, Sara Hernández ha roto el molde. Y aunque su apellido Monreal pese tanto como el cargo de su esposo, su trabajo habla por sí solo. “Donde se siembra amor, florece la paz”, dijo. Y mientras muchos siembran miedo, en Zacatecas el DIF ha decidido sembrar esperanza. A ver quién lo supera con más que discursos.

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