Ya con la cabeza fría y el trofeo del Bicampeonato bien asegurado en las vitrinas del Toluca, Antonio «El Turco» Mohamed salió a dar la cara para aclarar el tema que traía a todos con el Jesús en la boca: la sorpresiva decisión de sentar a Hugo González y darle la titularidad a Luis García en el arco para el duelo decisivo contra los Tigres. Lejos de esconderse, el estratega argentino soltó la neta y dejó claro que la estrategia no fue un volado, sino una decisión pensada para blindar a su equipo en lo anímico.
El «Turco» confesó que la movida tuvo mucho que ver con los fantasmas del pasado que persiguen a Hugo González cuando enfrenta a los felinos del norte. Mohamed explicó que, tras charlarlo con su cuerpo técnico y con el propio arquero, decidieron que lo mejor para la banda escarlata era proteger a Hugo de la presión mediática y emocional, optando por Luis García, quien llegaba con la mente fresca. «Lloramos juntos», admitió el técnico, reconociendo que fue un trago amargo para el portero, pero necesario para levantar la copa.
Pero la cosa se puso color de hormiga cuando Mohamed tocó el tema de las críticas recibidas por parte de la prensa, específicamente en las mesas de debate. El técnico se le fue a la yugular a quienes se atrevieron a cuestionar sus valores, calificando de «sinsentido» que se mezclara la ética y la moral con una decisión táctica. Exigió una disculpa pública a aquel comentarista que se pasó de la raya, asegurando que mientras no haya rectificación, esa persona no existe para él.
En cuanto al trámite del partido, Mohamed reconoció que sus Diablos estuvieron contra las cuerdas al ir perdiendo por dos goles apenas arrancando la serie. Sin embargo, resaltó la resiliencia de su pandilla, que nunca bajó los brazos ante un rival de peso como Tigres. El estratega aplaudió que, a pesar de las lesiones y expulsiones que les descompusieron el cuadro, los chavos de la cantera, como el joven Osvaldo Virgen, sacaron la casta a la hora buena, cobrando penales con una frialdad de veteranos.
Sobre la tanda de penales, el técnico admitió que no era el escenario ideal, sabiendo que enfrente tenían a un «monstruo» como Nahuel Guzmán. Mohamed reveló que los cambios durante el juego fueron para intentar liquidarlo antes, pero al llegar a la instancia definitiva, confió ciegamente en la personalidad de sus muchachos. Fue un momento de alta tensión donde, según sus palabras, hasta se le quebró la voz y soltó las de cocodrilo cuando vio a Alexis Vega caminar hacia el manchón penal, sabiendo que el título ya estaba en la bolsa.
Ya pensando en lo que viene, el Turco no echó las campanas al vuelo del todo. Se mostró preocupado por lo apretado del calendario, pues apenas tendrán una semana de vacaciones antes de encarar el Clausura 2026. Además, lamentó que la Selección Mexicana le vaya a «desmantelar» el changarro al llevarse a piezas clave como Alexis Vega, Marcel Ruiz y Jesús Gallardo, lo que obligará a la directiva a ponerse las pilas en el mercado de fichajes para no cobijar mal al equipo.
Para rematar, Mohamed le cerró la puerta en las narices a dos viejos amores y rumores. Sobre el Tri, fue tajante al decir «ese tren ya pasó», asegurando que no hay vuelta de hoja. Y para los que soñaban con verlo de nuevo en el Nido de Coapa, el Turco fue claro: prefiere ser el rival incómodo del América. Aseguró que le sabe más ganarle a las Águilas desde la vereda de enfrente que estar sentado en su banquillo, pues la competencia lo mantiene más vivo que nunca.
La gestión de Mohamed con los Diablos ha confirmado su estatus de «Rey Midas» del fútbol mexicano, logrando sacar agua de las piedras con un plantel que, si bien tiene talento, sufrió bajas sensibles durante la Liguilla. La apuesta por los jóvenes y la gestión de vestidor fueron las claves para que el infierno volviera a arder con un título más, callando bocas y demostrando que, en la cancha, el colmillo del Turco sigue pesando más que cualquier crítica.
Al final, queda claro que en el fútbol las formas importan, pero los títulos mandan. Mohamed se va de vacaciones con la conciencia tranquila y el orgullo intacto, dejando en el aire la lección de que, a veces, hay que tomar decisiones impopulares para alcanzar la gloria, aunque a la tribuna y a los expertos de sillón no les cuadren las cuentas.




































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